Ustedes verán: tengo una ventaja respecto de mis compañeros que escriben en los medios de comunicación, y es que yo no entiendo nada. Yo hablo como un observador que no sabe de qué habla. A partir de esta confesión, les digo que hay días en que me quedo sorprendido con nuestra prensa. Incluso algunas veces con este digital, pero de esto no vamos a decir nada que ya tenemos suficientes críticos fuera.
Todo viene porque hace unos días, justamente cuando se produjo uno de los mayores episodios críticos en los mercados, en medio de un alud de datos sobre crisis, recortes, miserias de todo tipo, un diario de Palma titulaba con que el ayuntamiento de la ciudad había echado a su casa a un asesor que está denunciado por maltratar a su mujer. Encima, el periódico hablaba del sujeto como si fuera un terrorista. Es cierto, había puesto un petardo contra el periódico hace unas décadas, pero todos sabemos que aquí, conociéndonos como nos conocemos, aquello tenía tanto de terrorismo como el periódico en cuestión de subversivo.
Miren: a mí me parece que lo del marido denunciado puede ser una noticia, por supuesto. Pero ¿para ser el tema más importante del día, en la portada, grandote? Si alguien en el mundo ve lo que pasa en Baleares ¿ustedes creen que eso es lo más importante? Digamos en descargo que ese diario suele tener criterios razonables normalmente y que un mal día lo tiene cualquiera.