El despilfarro de los dirigentes de UM en Emaya parece no tener fin. No es solo que contrataran a todo hijo de vecino para pagar favores por ayudar en sus campañas electorales, es que además hacían y deshacían a su antojo con el dinero público.
Según publica hoy El Mundo la pasada legislatura el jefe de personal pactó una prejubilación de 40.000 euros al año. Los servicios jurídicos ya se han puesto manos a la obra para ver cómo se puede rescindir ese acuerdo que unido a otras muchas tropelías ha dejado las cuentas de Emaya temblando.
Que Emaya era el cortijo de UM ha quedado más que demostrado, pero resulta inexplicable que los responsables del Ayuntamiento la pasada legislatura, con Aina Calvo a la cabeza no supieran nada de todo lo que se cocía en la empresa municipal.
Ahora al margen de que finalmente se pueda solucionar este desaguisado es necesario que los responsables de este expolio den la cara respondiendo ante la justicia por sus acciones y lo que es aún más importante que devuelvan el dinero malversado.