La sensibilidad social en Baleares
miércoles 09 de noviembre de 2011, 10:28h
Pocas cosas más tristes que ver una manifestación de personas con minusvalías o discapacitadas exigiendo el dinero que necesitan para su atención. Pocas cosas más paradójicas y contradictorias que escuchar a políticos debatir si se preservan o no las políticas sociales, mientras en la calle personas en sillas de ruedas exigen las deudas que las administraciones públicas han contraído con ellos. Pocas cosas más patéticas que hablar de sensibilidades con los menos favorecidos y escuchar de fondo los gritos de quienes, efectivamente, tienen la necesidad de recibir ayudas y el poder les adeuda dinero. Nuevamente (y van ya varias semanas) este martes, el Parlament balear ha vivido una manifestación de quienes reclaman lo que se les prometió y lo que toda sociedad debería considerar de primera importancia. Nuevamente este martes nos han recordado con su presencia que tenemos muchas palabras, pero pocos hechos. Mientras en el interior de la cámara nadie se aclara ni siquiera sobre qué deuda tenemos, ni con quién, en la calle nos recuerdan que hemos perdido referentes y que las cosas van mal.
El presidente Bauzà tuvo que volver a comprometerse, a dar su palabra, pero a la vez dio pistas de cómo están las cosas, de que los bancos siguen sin querer financiar al Govern, de que tenemos una crisis profunda y de que ni siquiera el compromiso de reducir el déficit parece facilitarnos recursos.
Ante esta vergüenza, ante esta poderosa y dura evidencia de que de social sólo nos ha quedado el discurso, ¿no sería necesario que al menos pudiéramos ofrecer un acuerdo sobre cómo salir de esta? Tal vez sería necesario que todos los partidos se pusieran de acuerdo en, al menos, atender las prioridades inexcusables, las que queman, las que nunca debieron de haber llegado a este punto, como es el dinero para estas personas; tal vez sea la hora de que los discursos sobre sensibilidades sociales con los que algunos no paran de llenarse la boca se conviertieran en el reconocimiento de que las cosas se hicieron francamente mal, de que algo, evidentemente, ha fallado.
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Últimos comentarios de los lectores (1)
82264 | Eugenito - 09/11/2011 @ 11:21:06 (GMT+1)
Sí señor.
Se puede decir más alto, pero no más claro.