Subvenciones a la prensa forana

El Govern ha recortado, según dicen, las ayudas a la prensa forana. La realidad es que en una sociedad dinámica, viva, autónoma, estos medios de comunicación, como todos los demás, deberían vivir porque los lectores los quieren, porque los necesitan, porque los desean y porque los pagan. La subvención es una forma de manipulación de esta realidad, creando demanda donde no la hay. Por lo tanto, hubiera sido recomendable que tras muchos años, estas ayudas se fuesen reduciendo, incluso hasta desaparecer del todo. En cambio, no me parece correcto un corte brusco, como dicen que sucederá. Los medios locales reciben estas ayudas para su supervivencia y, sin este dinero, 180 mil euros, tienen poco futuro, excepto unos pocos en los núcleos más importantes, porque nadie está dispuesto a pagar por leer un producto que habitualmente no vale nada. Lo normal hubiera sido que antes de esta crisis se hubiera iniciado un camino de reducción paulatina de las subvenciones, para que estas publicaciones fueran buscando vías alternativas para lograr ingresos, en muchos casos acudiendo directamente a los lectores, a ver si estos realmente tienen interés en ellas. La brusquedad de la decisión presente parece más bien un estrangulamiento, aunque la crisis lo imponga.