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Ni una indicación sobre medidas 'duras' para el futuro

martes 08 de noviembre de 2011, 09:56h

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Es casi una obligación hacer referencia al debate electoral de anoche, aunque fue tan previsible que debí haber escrito este artículo a media tarde del lunes, cuando estaba aún sin la contaminación que supone ver las intervenciones. El guión fue sencillo, tercer debate de un Rajoy que no va sobrado de virtudes para este tipo de mecánicas tan superficiales, contra un Rubalcaba desesperado que no quiso vender nada sino que intentó limitar los daños propios buscando las contradicciones en el programa del rival. ¿Algo que no supiéramos? Poco. O nada. La economía, según oímos, es importante, preocupa a los dos, aunque Rubalcaba no puede abrir la boca sin que nos vengan a la cabeza los fallos de un gobierno que ha hecho todos los experimentos, que se ha contradicho y que no ha acertado ni una. Aquí, en la pérdida de credibilidad de un candidato que viene de perpetrar una legislatura en la que no sólo se hundió el país, sino que los diagnósticos fueron equivocados constantemente está la causa de la derrota electoral del próximo 20N. Curiosamente, pese a que todos tenemos la impresión de que esto se cae, incluso de que se nos cae encima, no hubo ni una sola sugerencia en ninguno de los dos bandos a posibles medidas duras para el futuro, salvo expresiones ambiguas como que hay que ser austeros; ni una palabra sobre una futura hipotética insolvencia del estado, sobre una reforma del sistema autonómico que controle el gasto. Si acaso alguna sugerencia de que el rival sí podría ser duro. Apenas la supresión de las diputaciones y, encima, a propuesta del probable perdedor. Algo falla cuando cualquier persona medianamente informada sabe que aquí habrá que aplicar una medicina aún más severa que la que aplicó Zapatero, si es que queremos salvar al país y, sin embargo, en el debate no hay ni indicios de esto. Tal vez sea que los candidatos piensan que no debemos saber la verdad. O peor, tal vez sea verdad que el pueblo español no se merece que le digan la verdad, que no tiene la edad suficiente para entenderla. Tal vez quien dijo una verdad fue Rubalcaba cuando, interrumpiendo a Rajoy, le dijo “ahora es usted el que miente”. Reconocía que hasta ese momento lo había hecho él (habían estado hablando de economía), mientras que Rajoy, que no caza una al vuelo, seguramente estaba pensando que le habían pillado negando algún recorte que no va a tener otro remedio que aplicar. Mientras me pregunto por qué no escribí el comentario al mediodía, recuerdo un comentario de Rajoy que es insuperable: señaló que la mayoría de sus colaboradoras son mujeres, pero a mí aún no se me ocurre de qué sexo puede ser la minoría, si son “colaboradoras”.  
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