- Casas de Bendinat, un 'donativo' para el PSIB (I)
- Casas de Bendinat, un 'donativo' para el PISB (II)
Por Diego Feliu
Con el transcurso del tiempo las obras se colapsan y el constructor las paraliza por un periodo superior a un año. Mientras tanto, el plazo de tiempo otorgado en la licencia municipal se agota. Hay que tener en cuenta que Martín Gual vendió la promoción con licencia otorgada a la sociedad Entrepinos. Se solicita al Ayuntamiento de Calvií una renovación de licencia que por vía administrativa es obligatorio concederla. Sin embargo, el transcurso del tiempo fuerza el vencimiento del plazo de renovación sin que concluyan las obras.
Cuando parece que el asunto ve luz al fondo del túnel, a los gestores de Casas de Bendinat y de Inverbroker no les queda más remedio que negociar con los responsables municipales, no fuera a ser que el potencial comprador se encontrara con la traba de la licencia y desistiera de la operación. Casas de Bendinat comienza a negociar con el Ayuntamiento de Calvií que, considerando aquel esqueleto de cemento un problema en medio de una zona residencial, con reiteradas denuncias de propietarios y vecinos, quería dar una solución a este asunto.
Para entonces ya había habido una modificación del Plan General de Ordenación Urbana de Calvií que no hubiese permitido edificar con el volumen que autorizaba la primera licencia. El problema radicaba en que si se aplicaba la nueva ordenanza, si se excedía por volumen o por altura, había que eliminar plantas o un par de bloques del proyecto original.
Comienza una negociación que lleva Salvador Fortuny con Guillermo Coll y Onofre Estarellas que había ejecutado otras obras en el municipio de Calvií y conocía a los responsables de Urbanismo. En principio hay una buena disposición por parte del Ayuntamiento pero como en todos estos casos hay que justificar ante la opinión pública el porqué se hace. La negociación oficial se centra en la renovación de la licencia primitiva: se conviene que Casas de Bendinat abone la tasa municipal sobre la obra pendiente de realización y se diseña un convenio sobre unos terrenos municipales donde el Ayuntamiento tenía que hacer un campo de fútbol, o zona deportiva. Esta obra correría a cargo de la empresa promotora.
Sin embargo, en el trasfondo se cocían otros ingredientes. De hecho, el teniente de alcalde del Ayuntamiento de Calvií , Manel Suárez, aceptó un "donativo" de al menos un millón de pesetas para, según se dijo, el partido socialista. Esta era la condición para actualizar una licencia de obra caducada y afectada por la última revisión del Plan General de Ordenación Urbana del citado municipio.
El encuentro entre Manel Suárez y los libradores del talón bancario tuvo lugar en la primavera-verano de 1993 en un restaurante de son Ferrer que era conocido por ser entonces habitual punto de reunión de los miembros del Consistorio. En esas reuniones se trataban y negociaban asuntos extraoficiales.
A la comida, concertada por los responsables de la sociedad Casas de Bendinat, promotora de la urbanización del mismo nombre, asistieron: el asesor fiscal, Guillermo Coll; el entonces consejero delegado de la agencia de valores Brokerval, Francisco Berga y Salvador Fortuny. La conversación entre los representantes municipales y los de la promotora discurrió por los cauces habituales de cortesía y educación. Nadie se atrevió a dar el primer paso ni a cortar el hielo. El tiempo se iba agotando sin entrar en el fondo de la cuestión por la que estaban allí reunidos hasta que apareció Fortuny quien en la creencia de que todo ya estaba hablado y acordado se dirigió a los comensales preguntándoles: "por cuánto extiendo el talón".
Salvador Fortuny fue el último en incorporarse a la reunión y la persona que firmó el talón al portador contra una cuenta de Casas de Bendinat o de la sociedad Brokergestión, gestora de la anterior. Manel Suárez se ofreció a extender un recibo de participaciones de lotería como justificante contable para la promotora. Sin embargo, Guillermo Coll no lo consideró necesario. El teniente de alcalde de Calvií estuvo acompañado durante la comida por un miembro del área de Urbanismo del municipio.
Poco tiempo después del pago del soborno, la Gerencia de Urbanismo de Calvií llevó al Pleno municipal, para su aprobación, un acuerdo con la promotora Casas de Bendinat por el cual ésta suscribía un convenio con el Ayuntamiento para la construcción y financiación de un campo de fútbol. Según las fuentes consultadas, "éste era el procedimiento oficial para poder llevar a cabo una actualización de licencia".
Cuando en julio de 1994 estalló el caso Brokerval, la supuesta quiebra de la agencia de valores, sólo faltaban tres meses para la reactivación del mercado inmobiliario tras la crisis. 1995 fue un año espectacular en operaciones de compra venta de inmuebles.
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Con el transcurso del tiempo las obras se colapsan y el constructor las paraliza por un periodo superior a un año. Mientras tanto, el plazo de tiempo otorgado en la licencia municipal se agota. Hay que tener en cuenta que Martín Gual vendió la promoción con licencia otorgada a la sociedad Entrepinos. Se solicita al Ayuntamiento de Calvií una renovación de licencia que por vía administrativa es obligatorio concederla. Sin embargo, el transcurso del tiempo fuerza el vencimiento del plazo de renovación sin que concluyan las obras.
Cuando parece que el asunto ve luz al fondo del túnel, a los gestores de Casas de Bendinat y de Inverbroker no les queda más remedio que negociar con los responsables municipales, no fuera a ser que el potencial comprador se encontrara con la traba de la licencia y desistiera de la operación. Casas de Bendinat comienza a negociar con el Ayuntamiento de Calvií que, considerando aquel esqueleto de cemento un problema en medio de una zona residencial, con reiteradas denuncias de propietarios y vecinos, quería dar una solución a este asunto.
Para entonces ya había habido una modificación del Plan General de Ordenación Urbana de Calvií que no hubiese permitido edificar con el volumen que autorizaba la primera licencia. El problema radicaba en que si se aplicaba la nueva ordenanza, si se excedía por volumen o por altura, había que eliminar plantas o un par de bloques del proyecto original.
Comienza una negociación que lleva Salvador Fortuny con Guillermo Coll y Onofre Estarellas que había ejecutado otras obras en el municipio de Calvií y conocía a los responsables de Urbanismo. En principio hay una buena disposición por parte del Ayuntamiento pero como en todos estos casos hay que justificar ante la opinión pública el porqué se hace. La negociación oficial se centra en la renovación de la licencia primitiva: se conviene que Casas de Bendinat abone la tasa municipal sobre la obra pendiente de realización y se diseña un convenio sobre unos terrenos municipales donde el Ayuntamiento tenía que hacer un campo de fútbol, o zona deportiva. Esta obra correría a cargo de la empresa promotora.
Sin embargo, en el trasfondo se cocían otros ingredientes. De hecho, el teniente de alcalde del Ayuntamiento de Calvií , Manel Suárez, aceptó un "donativo" de al menos un millón de pesetas para, según se dijo, el partido socialista. Esta era la condición para actualizar una licencia de obra caducada y afectada por la última revisión del Plan General de Ordenación Urbana del citado municipio.
El encuentro entre Manel Suárez y los libradores del talón bancario tuvo lugar en la primavera-verano de 1993 en un restaurante de son Ferrer que era conocido por ser entonces habitual punto de reunión de los miembros del Consistorio. En esas reuniones se trataban y negociaban asuntos extraoficiales.
A la comida, concertada por los responsables de la sociedad Casas de Bendinat, promotora de la urbanización del mismo nombre, asistieron: el asesor fiscal, Guillermo Coll; el entonces consejero delegado de la agencia de valores Brokerval, Francisco Berga y Salvador Fortuny. La conversación entre los representantes municipales y los de la promotora discurrió por los cauces habituales de cortesía y educación. Nadie se atrevió a dar el primer paso ni a cortar el hielo. El tiempo se iba agotando sin entrar en el fondo de la cuestión por la que estaban allí reunidos hasta que apareció Fortuny quien en la creencia de que todo ya estaba hablado y acordado se dirigió a los comensales preguntándoles: "por cuánto extiendo el talón".
Salvador Fortuny fue el último en incorporarse a la reunión y la persona que firmó el talón al portador contra una cuenta de Casas de Bendinat o de la sociedad Brokergestión, gestora de la anterior. Manel Suárez se ofreció a extender un recibo de participaciones de lotería como justificante contable para la promotora. Sin embargo, Guillermo Coll no lo consideró necesario. El teniente de alcalde de Calvií estuvo acompañado durante la comida por un miembro del área de Urbanismo del municipio.
Poco tiempo después del pago del soborno, la Gerencia de Urbanismo de Calvií llevó al Pleno municipal, para su aprobación, un acuerdo con la promotora Casas de Bendinat por el cual ésta suscribía un convenio con el Ayuntamiento para la construcción y financiación de un campo de fútbol. Según las fuentes consultadas, "éste era el procedimiento oficial para poder llevar a cabo una actualización de licencia".
Cuando en julio de 1994 estalló el caso Brokerval, la supuesta quiebra de la agencia de valores, sólo faltaban tres meses para la reactivación del mercado inmobiliario tras la crisis. 1995 fue un año espectacular en operaciones de compra venta de inmuebles.