En un primer momento, la composición de los nuevos equipos de gobierno surgidos de las urnas suscitó inquietud -en amplios sectores de la sociedad civil y del mundo económico- por el perfil de las personas que podrían acabar siendo nombradas. Sin embargo, la posibilidad de que carteras importantes se conviertan en moneda de cambio entre partidos, como fruto de los pactos entre formaciones, parece totalmente descartada después de que el PSIB haya enviado un mensaje en este sentido a los empresarios. La formación de Francina Armengol tiene la intención de asumir directamente todas las consellerias y departamentos de carácter económico así como aquellos que resulten determinantes para el desarrollo de la comunidad, como es el caso de Turismo.
La experiencia de la Conselleria de Turismo en manos de Bel Busquets -sin experiencia en el sector y nombrada únicamente para cubrir la cuota y justificar el status que le correspondían a Més per Mallorca en el Govern- es el ejemplo que el sector no quiere que se repita. Las opciones que tienen los socialistas para maniobrar con comodidad en este asunto son mucho mayores que las que tuvo Armengol en 2015. Ahora, el resultado histórico del PSIB junto a la discreta representación que han obtenido los otros integrantes del Pacte permite que el partido socialista asuma la mayor parte de las responsabilidades de gobierno, haciendo tan sólo concesiones "menores" a sus socios.
El PSIB tiene perfiles solventes para conformar equipos de gobierno que no sean únicamente el resultado de un reparto posterior a un acuerdo de legislatura. Armengol tiene una oportunidad para nombrar a los menores en cada departamento, sin descartar la posibilidad de que también puedan integrarse personalidades independientes. La exigencia debe ser su valía personal, su capacidad de trabajo y, sobre todo, el conocimiento del sector que les sea encomendado liderar. Lo contrario sería inadmisible y muy perjudicial para el buen desarrollo de las políticas necesarias durante los próximos cuatro años.