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No podrán con el estado de derecho

Por José Luis Mateo
jueves 13 de octubre de 2016, 08:15h

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Hasta aquí podíamos llegar. Hoy he de reconocer que estoy indignado. Vaya por delante que, quienes me conocen, saben soy una persona positiva. Intento extraer siempre lo mejor de lo menos bueno y trato de empatizar siempre hasta el extremo, a fin de entender lo que puede llevar a otra persona a hacer algo tan distinto a lo que yo haría en su mismo lugar. Creo, de todo corazón, que debemos escuchar cualquier idea y razonamiento, por extraño que pueda parecernos, porque escuchando se aprende, se entiende y se perciben matices que son esenciales a la hora de forjar una convivencia en sociedad.

Ahora bien, hay límites que creo no deben sobrepasarse. Resulta que seis concejales del equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Badalona acudieron ayer a trabajar pese a la prohibición del Juzgado Contencioso-Administrativo 14 de Barcelona, que suspendió de manera cautelar, el pasado martes, la posibilidad de que el consistorio badalonés abriera sus puertas este 12 de octubre, al ser festivo en toda España. Así, como suena, a las puertas del Ayuntamiento, un concejal de cuyo nombre no pretendo acordarme, tras reconocer que habían recibido una interlocutoria por la cual "ni tan sólo los cargos electos pueden estar en las dependencias municipales", rompió una copia del documento en señal de protesta. Ahí queda eso. Y se quedan tan anchos.

Pero que nadie olvide que nos hallamos en un Estado democrático del que podemos y debemos sentirnos muy orgullosos porque gracias al empeño de todo un pueblo, de millones de personas, decidimos, tras una nada fácil transición hacia la democracia, otorgarnos una Constitución a partir de la cual construir un imprescindible Estado de Derecho. Entre todos, nos dimos un marco jurídico sobre el que construir todo un sistema normativo capaz de regir nuestra convivencia; todo un ejemplo para muchos territorios de la vieja y deteriorada Europa.

Queda claro que la propia Constitución Española, en su artículo 20, proclama el fundamental derecho de libertad de expresión, de la misma manera que el artículo 35 proclama que todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo. Por tanto, todos debemos poder expresarnos libremente y libremente exteriorizar nuestros sentimientos y nuestras formas de pensar, y desarrollar también, del mismo modo, el deber y el derecho a trabajar. Eso sí, los artículos 117 y 118 de nuestra Carta Magna también nos recuerdan que la justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados integrantes del poder judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley; y que es obligado cumplir las sentencias y demás resoluciones firmes de los Jueces y Tribunales, así como prestar la colaboración requerida por éstos en el curso del proceso y en la ejecución de lo resuelto.

Estas normas nos las hemos dado todos y las hemos aceptado todos. Son los cimientos sobre los que se construye nuestro Estado de Derecho. Son un mínimo básico que todos nos hemos propuesto aceptar para poder construir un futuro a través de la negociación y de las diversas formas de concebir nuestra organización territorial. Y lo que resulta inaceptable es decidir de forma unilateral qué normas se cumplen y qué normas no; qué va con lo que yo pienso y qué no; qué principios me parecen irrenunciables, hasta tal punto que hago de ellos una segunda piel y qué principios entiendo no son de mi talla porque no se ajustan a mi particular forma de entender la vida.

El Estado de Derecho no es un traje a medida, sino el conjunto de normas que miden nuestra convivencia en sociedad. Y aquellos que se atreven a romper un auto de un Juez e incumplirlo, por la razón que sea, pretender quebrar ese Estado de Derecho, rompen con esos principios que todos nos hemos dados, nos ningunean y nos desafían. Y, lo que es más triste, lo hacen escudándose en la ocupación de cargos públicos pero sin representar en absoluto a nadie más que a ellos mismos, porque el pueblo de Badalona nunca habló en las urnas de boicotear un 12 de octubre.

Eso sí, no saben que no tenemos ni para empezar con semejantes defensores del desgobierno y del todo vale. Estamos muy por encima de su circo mediático y de su altanería. Será el imperio de la Ley y los Tribunales de Justicia quienes tengan la última palabra. De hecho, al terminar este escrito ya no estoy indignado. Estoy bien tranquilo, me siento más que seguro porque unos cuantos no pueden con la obra de todos, porque no ofende quien quiere, sino quien puede, y una minoría no erosionará la grandeza de nuestro Estado de Derecho.

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