Hoy leo en nuestro Mallorcadiario que los padres de Nadia, la niña afectada de tricotiosdistrofia, han sido condenados por utilizar a su hijo como estafa para recaudar la cuantiosa cantidad de 402.000€ aproximadamente, utilizando la enfermedad de su hija como cebo.
Realmente me parece bochornoso que personas sin escrúpulos como estas, en primer lugar, puedan tener hijos y en segundo lugar que utilicen la enfermedad de su hija para beneficiarse económicamente de ello.
¡Y luego mis amigos me dicen que soy radical cuando digo que pondría un carnet para ser padres!.
Que no digo yo que un poco radical puedo parecer en ocasiones, pero no me vayan a decir, queridos lectores, que Uds. Viendo como va el mundo en muchos casos no obligarían a pasar un más exámenes a sus conocidos antes de tener hijos.
No deberíamos de olvidar que la educación de los pequeños de la casa es fundamental y que los valores se inculcan en los primeros años de vida de las personas, aproximadamente hasta los 7/8 años y que esos primeros años, serán fundamentales para crear seres responsables para nuestra sociedad.
Ya está complicada la cosa como para que por encima, el progenitor, lo pueda ser cualquiera y pueda utilizar los frutos de esta condición de paternidad, como si fuera de su propiedad.
Que no digo yo que no es un fastidio que tengas un hijo y este te salga enfermito el pobre, pero de ahí a abusar de dicha enfermedad para un beneficio lucrativa va un mundo.
Por lo que a mi modo de ver, los 5 años que le han caído al padre y los 3,5 a la madre, me parecen muy pocos.
Este tipo de cosas son las que se deberían de sentenciar más duramente ya que son las que hacen que la sociedad de hoy en día esté como está.
Si nosotros no nos encargamos de dar unos valores adecuados a nuestros descendientes, ¿quién lo va a hacer?, ¿en los colegios o en la universidad?, allí se va a estudiar y a educarnos en ciertos valores, pero no en los esenciales que deben de venir de casa.
Nuestros progenitores, son los que inculcan la base de lo que seremos y con historias como estas, lo único que se da a conocer es que delinquir y abusar de los débiles, tiene un bajo precio a pagar y que, con una buena conducta, tal vez, casi sea nula la penalización por el daño hecho.
Pero pareciera que este tipo de cosas no tienen mucha importancia para los que nos dirigen y se dejan pasar, en muchas ocasiones, como si no fueran muy graves.
La secuelas de una mala educación las sufrirán nuestros descendientes y esas, señoras y señores, las estamos asentando nosotros con nuestros actos del día a día.
Me encantaría que la gente que está en edad de procrear se lo pensara muy mucho y se hiciera un buen trabajo de crecimiento personal antes de ser padres y madres, pero intuyo que pocos lo harán así y seguiremos creando una sociedad que nos comerá a nosotros mismos.
Deberíamos de tener cuidado de no alimentar demasiado al perrito de la falta de escrúpulos no vaya a ser que en breve este nos esté comiendo, que a mi modo de ver es lo que está ocurriendo.
Es muy fácil echar balones fuera y culpabilizar a nuestros dirigentes, pero ¿qué hacemos cada uno de nosotros desde nuestras casas para dejar un mundo mejor a nuestros descendientes?