"Somos una congregación misionera y sabemos cuándo debemos irnos. Por ejemplo, en Republica Dominicana dejamos toda una zona al clero diocesiano para que su gestión continuase. Haremos las cosas mejor o peor, pero somos responsables", afirma a este digital.
Por ello, niega "desavenencias" con el Obispado. "Es un problema de falta de vocaciones, algo que ya comunicamos a la Congregación en su debido momento. Tenemos cierta presencia en Sóller -iglesia y colegio- pero la presencia más fuerte era en Lluc, con una pastoral más intensa y en un lugar emblematico. Por eso, lo que no queremos es entregar algo decadente", apunta a este digital, remarcando que su relación personal con el obispo Sebastià Taltavull es "extraordinaria". "Nos conocimos hace muchos años cuando era profesor, después en Madrid coincidimos y la relación sigue siendo buena".
Amengual insiste en que las relaciones no se torcieron cuando estalló el caso de presuntos abusos del exprior, Antoni Vallespir. "Aquello no afectó al funcionamiento de la congregación, es algo en lo que nunca hemos estado ni queremos estar. No entiendo qué tiene que ver o qué interés hay en ligar una cosa con otra".
En cuanto a la falta de vocaciones, reconoce que es un asunto "difícil de combatir" ya que "casi no hay personas disponibles para el servicio militar, imagínese para ésto", bromea. "Además, el modo de vida, las familias con sus problemas..."