No es tan bonito como lo pintan

La Asamblea de Copropietarios del Lluis Sitjar decidirá el próximo 3 de mayo si acepta la oferta del Ajuntament de Palma para rescatar los títulos de propiedad que se ha concretado por escrito en la cantidad de 9.725.729,27 €. Como primera providencia 1.000.000 y pico menos de lo que propuso la ex alcaldesa Aina Calvo hace más de siete años. Cierto que entonces el Mallorca no jugaba en Segunda B, pero no cabe pensar que la categoría del equipo tenga mucho que ver con la tasación de los terrenos. Esto equivale a 14.608, 17 € por acción de los que hay que descontar los 1.286,78 que Urbanismo cargó por cada una por los gastos de demolición que, por otra parte, Maheta Molango asegura que pagó el pasado mes de octubre.

En el 2010 Cort valoró los terrenos en torno a los 14.000.000, cantidad que no fue tampoco aceptada por la Asociación que, en posteriores reuniones con los responsables municipales, solicitó no solamente una proposición de compra formal, sino el compromiso no menos escriturado, de que los terrenos no podrán destinarse a otro uso que el de la denominada cuña verde colindante según el PGOU de Palma. En principio no tiene demasiado sentido que en el transcurso de siete u ocho años, el suelo haya bajado de valor, sino todo lo contrario. Y otra cosa es lo que los dueños del club quieran hacer con los 3.037.459, 36 € que recibirían de confirmarse que, en efecto, ya pagaron su cuota por el derribo de la obsoleta instalación, y otra muy distinta que anuncien una remodelación de Son Moix por la que también deberían contar con licencia ya no de obra, sino del permiso del dueño que no es sino el propio Ajuntament. ¿O existe un pacto previo?.

De ahí que el recelo revuele sobre el ambiente que rodea esta novelesca operación rayana en el culebrón. Y si no hay acuerdo, parece que de haber solución tendría que pasar obligatoriamente por la división de la cosa común, un paso que ningún propietario se ha atrevido a dar. Ni el club, tampoco.