Niega haber violado a su hija y apunta que es una venganza

La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Baleares ha arrancado este martes el juicio, en el que la Fiscalía pide una condena de 24 años de cárcel para el procesado, así como la pérdida de la patria potestad por 12 años y una orden de alejamiento durante 39 años, en los que no podría comunicarse con su hija. La acusación particular también le imputa un delito de maltrato.

En su declaración, el padre de la menor ha explicado que la madre abandonó el domicilio familiar y se marchó a la Península, de manera que él obtuvo la guardia y custodia exclusiva de los dos hijos que tenían en común en el año 2013, cuando la niña tenía siete años.

El hombre ha afirmado que la relación con su hija era "normal", aunque según fue creciendo comenzó a tener "actitudes preadolescentes". Ha indicado que la niña era "un poco mentirosa" y que tenía "problemas de conducta" en el colegio.

Asimismo, ha negado que maltratara a la menor, aunque sí ha reconocido que una vez la empujó para apartarla de su abuela en una discusión.

En cualquier caso, el hombre ha negado en todo momento los presuntos abusos. Así, ha insistido en que "nunca" la sometió a tocamientos o que le obligara a masturbarle, como ha relatado la menor, que ha declarado a puerta cerrada.

Además, el acusado ha afirmado que "siempre" permitió a la niña tener contacto con su madre a través de teléfono y visitas, aunque al parecer sus dos hijos estuvieron viendo a su madre sin que él lo supiera, según ha declarado. La única explicación que el acusado ve a la denuncia es la frustración en la menor "por los años de ausencia de la madre", sugiriendo que lo está "pagando" con él.

Cuando la denuncia se presentó, hacía dos semanas que la víctima no regresaba a casa.

Por su parte, la Fiscalía asegura que los abusos ocurrían "al menos dos o tres ocasiones cada mes" y bajo coacciones. La madre de la menor ha declarado que cuando volvió a Mallorca no vio nada que le hiciera sospechar de posibles abusos, aunque tenía la sensación de que en algunas conversaciones sus hijos "no hablaban libremente".

Después de que la madre contara a su hija algunos episodios personales durante su estancia en la Península, la niña le confesó el supuesto maltrato. Relató a su madre que "le pegaba, que los insultaba", y al día siguiente añadió que "había habido abusos", sin dar detalles. Le dijo "que no quería volver" al municipio porque no estaba "bien allí" y en todo momento mantuvo su versión.

La madre presentó una denuncia y contacto con los servicios sociales para solicitar ayuda. La mujer también ha afirmado que la familia paterna estaba al tanto de sus visitas a los menores ya que incluso "los sacaban fuera del pueblo" para que los recogieran.

La víctima está recibiendo terapia psicológica. La Fiscalía pide una indemnización de 80.000 euros por el daño moral.