Nicolasito: Se masca la tragedia
martes 25 de noviembre de 2014, 17:43h
Mi amiga Soraya, Jose Mari, la Casa Real y el CNI me pidieron arreglar el problema catalán. Pusieron a mi disposición un avión Mystère del Ejército del Aire, camuflado, y me mandaron a Barcelona. Lo que sigue es un resumen de mis primeras impresiones:
Acabo de regresar de un viaje relámpago a Cataluña, más concretamente a Barcelona, y mi habitual estado de sosiego –precoz a mi corta edad- se ha convertido en puro vértigo emocional.
En solo unas pocas horas de visita he tenido ocasión de ver la crispación en mayúsculas; la fractura socio-ambiental es de tal estridencia que desborda cualquier atisbo de evidencia; el proverbial oasis catalán se ha convertido en una batalla campal en la que unos (unionistas) y otros (sobiranistas) se lían a porrazos en plena calle. La gente vive momentos de una tensión inescrutable: los rostros de los ciudadanos desfigurados por una ira descontrolada; enrojecidas las pupilas por su sangre desbordada; alterados los movimientos corporales por terribles espasmos de rabia… He llegado a ver cadáveres lanzados desde ventanas y balcones de la otrora pacífica y civilizada Ciudad Condal.
En el interior de las viviendas la tragedia es similar: familias enteras divididas por los últimos acontecimientos políticos han pasado de dirimir sus opiniones con palabras a entrar en una guerra sin cuartel a base de navajazos u otras formas de violencia casera; la tradicional calidez familiar se ha transformado en una lucha fratricida en la que la defensa de las distintas posiciones ideológicas se han convertido en un baño de sangre y lágrimas (sudor, he visto más bien poco).
La situación es absolutamente insostenible. Los insultos generalizados se manifiestan tanto en la lengua vernácula como en el idioma de la hidalguía castellano-española (en esto, por lo menos, se percibe un cierto acercamiento entre las irreconciliables posturas; como en el lenguaje de los toros cuando se dice que hay división de opiniones: unos se cagan en su padre y otros en su madre).
Soraya: ¡esto hay que arreglarlo!
Francisco Nicolás Gómez Iglesias
PD. Frente a este feroz clima de violencia catalana, dejan de tener sentido otras noticias que nos llegan de lejanas culturas consideradas bárbaras y que antes nos impactaban de forma atroz. Por ejemplo: un grupo somalí, radical y fanático, que pertenece a la organización no gubernamental Al-Xaaba ha asesinado, el pasado domingo, a 28 personas que viajaban en un autobús cerca de Mandera, al oeste de Kenia. En el vehículo citado había 60 personas. Los inconformistas de la libertad religiosa obligaron a bajar a todos los pasajeros y –debidamente acreditada su religión y su credo individual- mataron a los 28 que no profesaban la fe musulmana. ¡Con dos cojones!
Con la que está cayendo en Cataluña, esto ya no es noticia ni es nada. Si os apetece, intento también arreglar esa coña del Estado Islámico: puede que Cataluña no sea del todo ajena a este conflicto. Por ahí los podríamos pillar.
F.N.G.I.