Ni charlas ni chulos

En semanas como la que nos precede queda bien claro que la sociedad tiene un problema y que está aún lejos de estar atajado. Todos hemos quedados estremecidos con la dolorosa muerte de Sacramento Roca a manos de su ex-pareja. Los libros de estilo modernos nos obligan a decir “presuntamente”, pero como no estoy a sueldo de ningún medio de comunicación me saltaré lo de “presunto” debido a la certeza de la comisión, e incluso realizaré una calificación jurídica y diré que es un asesinato.

Y todo eso ha ocurrido en una semana en la que un tema de conversación ha sido si era adecuado o no que Cort apoyara un encuentro llamado “Chocho-charla, empoderamiento desde nuestros coños”, que tenía por objeto poner en valor el papel de la mujer en la sociedad.

Ambos sucesos, a pesar de su distinto cariz, tienen en común la situación de inferioridad en que se encuentran las mujeres en la sociedad, ello derivado de una situación lastrada durante siglos en los que el llamado sexo ‘débil’ estaba a merced de la voluntad del ‘fuerte’. Y aunque las cosas han cambiado, en cierta medida sigue siendo así como se ha demostrado con el vil asesinato cometido por Rafael Pantoja.

Y uno se pregunta a ver si realmente sirve de algo positivo organizar una conferencia que se llame “chocho-charla” o sabotear un acto oficial o religioso con el torso descubierto. ¿Es éste el feminismo que queremos y que nos representa? Yo precisamente siempre había creído en que la solución estaba en lo contrario: en hacernos respetar como personas independientemente de si tenemos pechos, penes, o vulvas. Precisamente, eso: que somos personas, y como tales merecemos el debido respeto.

Yo no quiero que cuando voy por la calle, estoy en el trabajo, o en cualquier otra circunstancia, piensen en mí como un especimen de pechos y vulva, no quiero estar “empoderada” desde mi… eso, sino desde mi cerebro.

A ver si empieza a atajarse el problema como toca y muertes como la de Sacramento Roca no resultan estériles