He de comenzar este artículo entonando el mea culpa. Sí, yo también lo he hecho. No, no he matado a nadie. No, no se trata de cotilleo, tan común en nuestra sociedad. No, no es la envidia. Peco de phubbing. Bonito palabro.
Se trata de un comportamiento compartido por la mayoría, que, o hemos padecido o hemos practicado. No, no es sexo. Imaginaros, una reunión, comida, coctel, evento, o incluso una cena romántica, donde la mayoría esperaría interrelacionarse, hablar, comunicarse; en su lugar, el compañero, amigo, novio, amante (vale también para la versión femenina) se dedica a conectarse a su smartphone, ignorando a quien tiene delante, presta mas atención al estado de facebook, al último tweet o a la imagen en instagram, antes que a la conversación con su interlocutor.
El phubbing, no es más que el desprecio y menosprecio a la persona. Una tendencia cuyo nombre procede de las palabras inglesas phone (teléfono) y snubbing (dasairando). Se ha convertido en el mal de las relaciones personales de nuestro tiempo. Lo peor, que en muchas ocasiones quien lo practica no es consciente de ello, lo hace como una especie de acto reflejo. Un acto aprendido que realiza sin reflexionar sobre lo que implica su acción.
Muchas son las estrategias que se han puesto en marcha para evitar este problema, desde restaurantes que prohíben el uso de móviles en sus recintos, hasta webs que combaten este mal hábito con pautas que ayudan a luchar contra la adicción a estar permanentemente conectados.
Entre los problemas derivados del phubbing, está el hecho, de que según los estudios, el 90% de adolescentes prefieren conectarse virtualmente en lugar de una relación personal cara a cara.
Al analizarlo fríamente, no podemos evitar pensar, que es muy triste. Las relaciones actuales se centran y desenvuelven en un ambiente virtual y parece inevitable. También es cierto, que para muchas personas resulta sencillo mantener su vida on line, evitando enfrentarse a alguna parte de su existencia que no le gusta.
En lo que se refiere a la cortesía, es absolutamente anti protocolario e incorrecto atender antes una conversación vía whatsapp que a la conversación que tienes con el vecino de al lado. No sé si tiene solución o si con el tiempo el phubbing pasará a la historia. Por ahora os sugiero, que en la medida de lo posible, volvamos a escribir cartas que se envían por correo y a mantener conversaciones tan sencillas como decir ¡buen día!.