El primer encuentro del nuevo conseller de Turismo con los representantes del sector hotelero evidenció un cambio de talante que puede marcar una evolución positiva durante los próximos cuatro años. Iago Negueruela asistió este lunes a la reunión conjunta de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM) y la Agrupación de Cadenas Hoteleras (ACH), que presiden María Frontera y Gabriel Llobera, respectivamente. La relación entre administración y empresarios es fundamental para que las Islas puedan seguir siendo un destino de prestigio. Por ello, los hoteleros reclamaron el apoyo institucional para mantener la transformación de sus establecimientos, a la vez que las instituciones públicas han de contribuir a la regeneración de las zonas turísticas, las infraestructuras y los espacios públicos. El objetivo: primar la calidad frente a la cantidad.
La llegada de Negueruela a Turismo puede suponer un revulsivo después de una legislatura en la que las competencias del sector -por el reparto establecido en los acuerdos de gobierno- estuvieron en manos de Més per Mallorca, primero con Biel Barceló y posteriormente con Bel Busquets. Especialmente esta última, sin experiencia previa en el ramo, no contribuyó a engrasar las relaciones; el diálogo quedó reducido a poco más que una declaración de principios, mientras las grandes decisiones que afectaban al sector -ecotasa, inversiones...- no fueron debatidas ni consensuadas.
Esta relación debe cambiar y los primeros pasos de Negueruela apuntan en la buena dirección. El conseller reconoció el lunes que el sector había hecho los deberes previamente, lo que le permitió salir antes de la crisis, y ofreció cambios sensibles en determinados asuntos. Uno de los más llamativos, el que denominó como "la asignación eficiente" de los recursos económicos recaudados por la ecotasa. Negueruela reconoció que este impuesto no se estaba gestionando adecuadamente ni se estaba reinvirtiendo en los fines para los que fue planteado. Un impuesto que compromete la competitividad del turismo balear debería dedicarse, al menos, a proyectos vinculados al turismo y el medio ambiente, un guante que el nuevo conseller parece haber recogido.
Otro punto importante en esta redefinición de las relaciones es la posibilidad de seguir transformando la planta hotelera mediante algún instrumento normativo como el que impulsó la inversión de más de 1.000 millones en la reconversión de hoteles hace unos años. Recuperar esta actividad, prácticamente concluida tras la derogación del punto correspondiente de la Ley Turística durante la legislatura anterior, permitiría mejorar la planta hotelera subiendo muchos establecimientos de categoría, lo que volvería a tener efectos en sectores como la construcción, o redundaría de forma indirecta en otros sectores como el comercio y la restauración, que verían aumentada la llegada de turistas con mayor poder adquisitivo. Es un círculo virtuoso en el que todo ganan y que está en manos del nuevo conseller poder concretar.