La llegada de la anhelada primavera trae consigo el conocido como 'horario de verano'. Así, y tal como ocurre todos los últimos domingos del mes de marzo, tendremos que adelantar una hora los relojes durante la madrugada del sábado 25 de marzo al domingo 26 de marzo. Así, a las 02:00 serán las 03:00 horas. O dicho de otra manera: perderemos una hora de sueño.
La idea de que cambiar la hora en horario de verano o invierno ahorra energía es un tema muy debatido y no hay una respuesta clara y definitiva. El objetivo principal del cambio de hora es ajustar el horario de la luz del día a las horas de mayor actividad y reducir el consumo de energía eléctrica durante los meses de mayor calor en los que se utiliza más aire acondicionado. Sin embargo, los estudios sobre la eficacia del cambio de hora en la reducción del consumo de energía han arrojado resultados contradictorios.
Mientras algunos estudios sugieren que el cambio de hora puede ahorrar energía, otros estudios sugieren que el impacto es mínimo o incluso nulo. Además, también hay estudios que sugieren que el cambio de hora puede tener efectos negativos en la salud, como problemas de sueño y cambios en el ritmo circadiano.
El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) expone, por ejemplo, que el ahorro real podría ser de apenas de seis euros al año en la factura energética.
La Red Eléctrica de España (REE), por su parte, ofrece en acceso abierto datos actualizados cada 10 minutos sobre la demanda energética en España, detallando porcentualmente qué fuente energética se está utilizando en cada momento, con fuentes tanto de energías renovables como no renovables.
Si bien es cierto que hay diferencias en el consumo energético gracias al cambio de hora (el consumo energético es menor después de haber realizado el cambio de hora), sobre todo teniendo en cuenta que aprovechamos más horas de luz natural del sol en y consumimos menos iluminación artificial y, por tanto, menos electricidad, en los últimos años, los supuestos beneficios son bastante menores que todos y cada uno de los trastornos que genera.
Un estudio de la Universitat de les Illes Balears (UIB) y la Universidad de Stanford ha estimado que el cambio horario, previsto para este domingo -a las 2.00 serán las 3.00 horas-, supone un ahorro energético del uno al cuatro por ciento "en el mejor de los casos", por lo que el horario de verano tiene un efecto "prácticamente insignificante" en el consumo eléctrico de Baleares.
Según la UIB en un comunicado, el estudio ha sido publicado concretamente por el departamento de Economía Aplicada de la universidad balear y del Programa sobre Energía y Desarrollo Sostenible de la universidad estadounidense.
En él, los investigadores han tenido en cuenta varios modelos que tratan de explicar el consumo diario de energía eléctrica desde 2007 y hasta 2017 en cada uno de los subsistemas eléctricos (Mallorca-Menorca e Ibiza-Formentera) y en el conjunto de las Islas. Además, una de las principales aportaciones del trabajo es la consideración, por primera vez, de la población flotante en un territorio.Así, el estudio ha tomado como referencia a las Islas como ejemplo de sociedad de servicios -en contraposición de sociedades industriales, supuestamente más beneficiadas por el cambio horario-, pero se ha tenido que enfrentar a esta "dificultad" de tener en cuenta a la población flotante del archipiélago.
De este modo, los resultados muestran cómo el establecimiento del horario de verano no supone en algunos modelos un cambio estadísticamente significativo en el consumo eléctrico y que, en el mejor de los casos, este ahorro estaría entre el uno y el cuatro por ciento.Además, se refleja "cómo el supuesto ahorro energético sería prácticamente inexistente incluso en los días y semanas posteriores al cambio de hora, tanto en marzo como en octubre".
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