OPINIÓN

El acceso a la vivienda: el principal fracaso del Govern

Joan Miquel Perpinyà | Miércoles 15 de marzo de 2023

La presidenta del Govern, Francina Armengol, aparenta estar cansada, muy cansada. Es natural porque el tute que lleva a sus espaldas en las dos legislaturas ocupando el Consolat de Mar, forzosamente hacen mella en la más pintada. Y ella, una política combativa, audaz e inteligente, no iba a ser distinta en esto. Además, la pandemia le ha pasado por encima casi tanto como a la consellera de Salut i Consum, Patricia Gómez. Y es que nadie puede correr un maratón y tener aspecto fresco, lozano y descansado. Ambas, Armengol y Gómez, están agotadas.

La gran ventaja que la líder de los socialistas de Balears ha tenido, su principal acierto, ha sido el de rodearse de un equipo de colaboradores que, a modo de Clint Eastwood en el papel del agente del Servicio Secreto Frank Horrigan en la estupenda película ‘En la línea de fuego’ (1993), están dispuestos a interponerse entre la bala disparada por Mitch Leary, un desequilibrado interpretado magistralmente por el gran John Malkovich, y el presidente de los Estados Unidos, a quien Eastwood debe proteger, aún a costa de su propia vida.

Pero ni siquiera eso es suficiente para tapar el que ya es, sin lugar a dudas, el principal fracaso de Francina Armengol al frente del Govern, extensible a los tres partidos firmantes del Pacto de Bellver, el acuerdo de gobernabilidad suscrito por PSIB-PSOE, Unidas Podemos y Més per Mallorca, la vivienda.

Aquel documento marco, rubricado en 2019 por Armengol, Juan Pedro Yllanes y Miquel Ensenyat, –fíjese el lector que de los tres, la legislatura próxima sólo sobrevive en política la presidenta del Govern, lo que reafirma lo ya expuesto–, establecía como uno de los tres grandes retos de futuro, favorecer el acceso a una vivienda. Pero la situación actual es dramática, como nunca antes se había vivido en Balears.

El acceso a una vivienda, ya sea en compraventa o en alquiler, ha alcanzado unos precios prohibitivos, que la inmensa mayoría de ciudadanos de clase media, no puede costear. Y todo ello debido a unas políticas equivocadas, basadas fundamentalmente en la construcción de unas pocas promociones de VPO de alquiler, cuyas llaves son entregadas a los agraciados con la misma emoción con que se entregan los restos mortales de los represaliados del franquismo hallados en las fosas comunes.

El Govern ya no sabe ni por dónde meterle mano al problema, porque todas las medidas emprendidas por el departamento del conseller ibicenco Josep Marí Ribas, han resultado un soberano fiasco. Y la situación sólo va de mal en peor. Así, Armengol se encomienda a la Ley de Vivienda que se tramita en el Congreso de los Diputados, aunque no hay ninguna garantía de que ese proyecto de Ley pueda ver la luz esta legislatura, dadas las diferencias que separan al PSOE con Podemos y con el resto de socios de investidura.

Existe el mismo riesgo de que este embrión legislativo descarrile –como la ley de Seguridad Ciudadana que había de derogar la ley Mordaza del PP–, como de que vea la luz. Y aun siendo exitoso el alumbramiento, hay severas dudas de que vaya a arreglar algo con el tope del precio de los alquileres, porque en muchos lugares donde tal medida fue adoptada, las cosas empeoraron sustancialmente.

Hoy por hoy, el Govern no ha conseguido que el acceso a la vivienda digna sea un derecho real. Todo lo contrario. Es más difícil de lo que nunca fue. Y por más que Armengol y sus socios pretendan endosarle la culpa al PP y a José Ramón Bauzá, ignorando que llevan 8 años gobernando en Balears, el fracaso es suyo, sin paliativos. No hay excusas que puedan tapar este hecho incontestable.

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