El Ayuntamiento de Palma ha calculado el ingreso mínimo que una persona debe percibir para tener una vida digna en la capital. La cifra resultante es de 1.240 euros mensuales, que pueden variar al alza en función del número de personas que tenga el núcleo familiar o si en este se incluyen menores.
Cort fija así los umbrales de la vida digna en Palma mediante el cálculo de lo que denomina Salario de Referencia Local (SRL). El estudio, elaborado por el departamento de Bienestar Social -que encabeza Antoni Noguera-, señala que la mitad de estos ingresos son empleados por los ciudadanos de Palma para cubrir sus necesidades de vivienda y de alimentación. Con esta iniciativa, el Ayuntamiento parece querer marcar el camino de lo que deben ser ingresos únicamente por la vía salarial, sin establecer la parte que la propia administración tiene a la hora de intervenir en el coste de la vida que soportan los ciudadanos.
Los salarios han de ser dignos, pero también las administraciones -el Ayuntamiento de Palma, entre ellas- deben colaborar en el alivio de las economías de aquellos que más lo necesitan. Normativas de vivienda que pongan más inmuebles en el mercado o rebajas de impuestos que hagan más llevadera la cesta de la compra y os gastos en general -por citar los dos apartados que más lastran los bolsillos de los ciudadanos según este estudio municipal- sin duda contribuirían a dignificar aún más la vida de muchos palmesanos.
También tiene margen la administración para simplificar la burocracia a la hora de tramitar ayudas, que a menudo se convierten en un calvario vía internet o teléfono para los demandantes. Ocurre con el Ingreso Mínimo Vital y con otros tipos de ayudas similares que llegan a muchos menos ciudadanos de los que deberían por el exceso de papeleo y la propia exclusión de aquellos que muchas veces se encuentran frente una brecha que hace inviable el trámite.
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