Pocos eventos paralizan el mundo a nivel global. Uno de ellos es, sin duda, la final de la Copa del Mundo de fútbol. Una cita que se da cada cuatro años y que se recuerda para toda la eternidad. Sobre todo si, como en el caso de los argentinos, este juego inventado por los ingleses es mucho más que un simple deporte. De hecho, es una forma de vida.
Este domingo 18 de diciembre quedará para siempre grabado en su memoria. En Mallorca, cientos de argentinos han llenado bares, cafeterías y restaurantes de diferentes puntos de la isla -como El Alpendre en la calle Blanquerna de Palma o el Sport´s Bar en Cala Major- para seguir el encuentro con la pasión que les caracteriza. Ataviados por sus 'rameras', bufandas, gorros y los clásicos bombos, los hinchas no han dejado de la alentar desde la previa.
La tarde ha empezado con el guión soñado. Dos tantos, uno de Messi y otro de Di María, dejaban el triunfo encarrilado en una primera parte de claro dominio sudamericano. Entonces, el título parecía atado si bien algunos recordaban el partido ante Países Bajos para argumentar que no todavía no estaba finiquitado. Y razón no les faltaba, ya que dos tantos de Mbappé en apenas tres minutos han forzado la prórroga.
Durante el tiempo suplementario, Messi ha vuelto a dar esperanzas a los más pesimistas, quienes recordaban las dos últimas finales perdidas frente a Alemania. Luego, con el tiempo cerca de expirar, Mbappé ha frenado los festejos al completar su 'hat trick', el segundo de la historia en una final de un Mundial tras el del inglés Hurst en 1966.
Con los presentes comentando la mal llamada lotería de los penaltis, 'Dibu' Martínez ha sacado un pie milagroso para negarle la gloria a Kolo Muani en una acción que ha estado a punto de provocar una tragedia para los argentinos.
En la tanda, nervios y más nervios. Incluso algunos, sabedores de que podían perder un título que vieron como ganado, han prefeido no verlos. Otros, presenciaban el deselance agarrándose a su pareja, familiares y amigos. En cada gol argentino, se percibía un suspiro. Y cada fallo francés, era festejado por todo alto. Hasta que llegó el momento del lanzamiento definitivo. Durante unos instantes, los presentes contuvieron su respiración. Luego, al ver el cuero besar las mallas tras el disparo del sevillista Montiel, empezaron las lágrimas... de alegría. Argentina volvía a ser campeona del mundo.
Tras el sufrimiento, llegaron los festejos en forma de abrazos y gritos, con Messi como principal protagonista. Los cohetes y los pitos de los coches. También las canciones, como la que reza que "en Argentina nací, tierra de Diego y Lionel, de los pibes de Malvinas que jamás olvidaré". Tampoco faltaron las llamadas a los familiares que están "allá" ni los recuerdos para los que ya no están entre nosotros, destacando a un Diego Armando Maradona que sigue siendo idolatrado por sus compatriotas.
Sa Font de ses Tortugues, tal y como sucedió tras la semifinal frente a Croacia, ha sido el punto de reunión para una celebración conjunta. Poco a poco, el habitual escenario de los festejos del RCD Mallorca se ha teñido de albiceleste en una noche en la que no han faltado los fuegos artificiales y que será larga para muchos de ellos. Y es que no todos los días, tu país es campeón del mundo.