El diestro granadino cortó sendas orejas y salió a hombros en un Coliseo con dos tercios de entrada en los tendidos (unos 4.500 espectadores), en noche muy calurosa y con quince minutos de retraso, se lidiaron seis toros de Luis Algarra, desiguales dentro de su justa presencia y manejables en general, aunque medidos de raza y de fuerzas. Y el balance de la terna fue el siguiente:
El Fandi, de añil y azabache: oreja y oreja con petición de la segunda.
José María Manzanares, de tórtola y azabache: oreja con petición de la segunda y vuelta al ruedo tras petición de oreja.
Roca Rey, de blanco y oro: oreja y ovación.
El Fandi volvió a deleitar una vez más al público mallorquín, tanto con su gran variedad con el capote -chicuelinas, largas de rodillas, zapopinas...- como con su reconocida espectacularidad con las banderillas, a lo largo de siete pares repartidos entre los dos toros de su lote que pusieron al público en pie.
Con la muleta sus faenas fueron menos contundentes, ya que sus dos toros perdieron fondo y fuerzas en el último tercio, pero el granadino recurrió a un toreo bullidor y plagado de efectismos y desplantes para, tras dos buenas estocadas, pasear un trofeo de cada uno de sus enemigos.
A José María Manzanares le correspondió el toro de mejor condición y mayor duración del sexteto, que fue el segundo, con el que ligó pases con la derecha pero no se acopló al natural, para obtener también un trofeo que no llegó a pasear del quinto por la negativa del presidente a atender la petición tras su trasteo a un ejemplar que se paró y se defendió pronto.
Por su parte, el peruano Roca Rey también obtuvo premio después de fajarse con un tercer toro que tuvo más movilidad que entrega y con el que lució más al final del trasteo, metido en la distancia corta.
Con el sexto, que brindó a su apoderado, el torero retirado Roberto Domínguez, que tomó la alternativa en esta plaza hace cincuenta años y en la misma fecha, el joven suramericano puso también valor y empeño ante la aspereza de un astado al que mató de manera defectuosa.
David Fandila, "el Fandi", tiró de su habitual repertorio: banderillas a toro pasado, destoreo con la muleta y una lamentable actitud con el cuarto de la tarde, un toro con una evidente lesión en la pata trasera que le impedía apoyar la pierna y con el que se empeñó en darle pases y hacer espectáculo para deleite de la masa.
Oreja y oreja para la puerta grande más barata que se recuerda en el Coliseo Balear.
Manzanares confirmó el mal momento que atraviesa. Al mejor toro de la tarde no supo entenderlo y el animal se fue sin torear. En su quinto toro cumplió expedienté sin brillo pasaportando al animal de una buena estocada.
Oreja y aplausos.
Roca Rey, con el peor lote, hizo lo mejor de la tarde, enganchando los muletazos y llevando al toro cosido a su poderosa muleta.
Cuando se le apagaron sus toros dio muestra de su inconmensurable valor para salvar la tarde. Así hay que venir al coliseo balear.
Oreja y ovación tras pinchazo
Urge imponer seriedad a las corridas en las plazas de toros mallorquines. La presidencia debe unificar criterios para la concesión de trofeos, devolver toros inválidos a todas luces y no permitir las triquiñuelas de los taurinos como retrasar el tiro de mulillas para pedir más trofeos.
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