El trabajo de Lola Álvarez (Suiza, 1982), es un reencuentro de una expresión contemporánea combinada con un arte histórico. Vivir en un mundo saciado de estímulos visuales y superficiales, le ha hecho replantearse la expresión de su talento a través de una forma de fotografía que se elabora con una pieza trabajada con las manos, implicando técnica y química en unos instantes en los que se detiene el tiempo. Es ahí, donde la fotografía recupera su identidad convirtiéndose en un objeto palpable cuando lentamente en el momento del revelado aparece la imagen sobre una placa de metal. En palabras de la artista. “Una imagen puede que sea un secreto. Me parece un reflejo de la eternidad. La cámara también refleja nuestra imagen como un espejo con memoria, como también se conocía originalmente al daguerrotipo”.
El daguerrotipo, la técnica en la que está especializada Lola Álvarez es la primera forma de fotografía usada para captar imágenes mediante una cámara que data del 1840. Es un objeto metálico, una imagen que según cómo se mire se ve en positivo o en negativo pero que está tomada en positivo, lo cual lo convierte en pieza única. Lola trabaja con una cámara del S.XVIII, utilizando un negativo subexpuesto sobre una placa de metal lacada en negro, realizado con el procedimiento del colodión húmedo.
Lola Álvarez, nacida en Suiza de padres gallegos, vive en Mallorca con su marido y sus hijas desde hace más de 12 años. Su hija pequeña nació en Campanet y desde que llegaron han llamado a Mallorca “su hogar”.
Es graduada en Bellas Artes por el Chelsea College of Arts de Londres, donde se formó en pintura, ilustración y técnica mixta. Su colaboración con el artista Geoffrey Berliner, le descubrió la técnica del ambrotipo. Un proceso altamente especializado que revolucionó la fotografía en 1840. Para aprender una técnica tan compleja, complementó su formación en la prestigiosa Penumbra Foundation New York. Ha colaborado en diferentes proyectos con la reconocida experta en ambrotipo, Joni Sternbach. Durante Paris Photo 2015 expusieron fotografías de surfistas en Biarritz. En 2019 llevó a cabo su primera exposición individual en PhotoSchweiz (Zurich). La galería la ha acogido como artista permanente.
La exposición Els Pescadors de Palma es una acción de puesta en valor del inestimable trabajo de los pescadores de la Cofradía de La Lonja de Palma, como elemento diferenciador de nuestra esencia, patrimonio histórico y autodeterminación sociocultural. Poder crear nuevos lazos o afianzarlos, acercar nuestros pescadores a los ciudadanos, visitantes nacionales y extranjeros, estimular nuevas oportunidades comerciales y políticas que sirvan de apoyo al mantenimiento y desarrollo sostenible de la pesca artesanal y sobretodo, a su supervivencia. Un oficio que carece de relevo generacional y que su carencia nos expondría al consumo de productos de piscifactoría.
Organizada por Soledad Bescós, se lleva a cabo gracias al apoyo de Regiduría de Cultura del Ayuntamiento de Palma, Autoridad Portuaria de Baleares con ocasión de su 150 aniversario y Museu Marítim – Consell de Mallorca con el patrocinio privado de Mallorca Sotheby’s International y Juan Antonio Fluxá.
Han asistido al acto, Antoni Noguera, Regidor de Cultura i Benestar Social del Ayuntamiento que ha aludido a que “con la situación de guerra en Ucrania más que nunca queremos apoyar un proyecto que da voy a la sostenibilidad”. También Francesc Antich, Presidente de la Autoridad Portuaria de Baleares que agradeció a la artista la dedicación a los pescadores de la Lonja para poderles ofrecer este homenaje. Albert Forés, Director del Museo Marítim resalto la oportunidad de poder hacer acciones conjuntas con el área de cultura del ayuntamiento y la autoridad portuaria.
La exposición consta de una selección de 28 piezas, de las cuales 18 piezas son impresiones fotográficas sobre papel enmarcadas que se encuentran expuestas en la sala de exposiciones de Can Balaguer. Otras 10 giganto-impresiones sobre placas de aluminio en la sala polivalente del nuevo edificio de la Autoridad Portuaria. Con ello, ambas completan una narrativa expositiva y el diálogo de la acción haciéndose imprescindibles mutuamente.
Para hacer llegar la historia que se quiere contar al espectador y el diálogo que se pretende crear, se tomó la decisión de que la propia artista fuese la responsable del comisariado. Tres meses intensivos de trabajo profesional y personal, en el muelle de la Lonja, empatizando con cada uno de los personajes, lo avala. Ahí pudo contar con un almacén que cedió en uso José Frau y donde dejaba la cámara fotográfica antigua y la cámara oscura de revelado además de todos los químicos. Captando a los pescadores antes de irse o cuando volvían de la pesca.
Alrededor de la exposición, Ariana Domínguez, investigadora y divulgadora del patrimonio marítimo ha desarrollado una serie de actividades: en el Teatro Catalina Valls, un ciclo de cine con una selección de películas y documentales sobre la vida en un pueblo pesquero, la industria del transporte marítimo o sobre como está desapareciendo la pesca artesanal y sostenible. Itinerarios en torno a la mujer y el mar con visitas guíadas a ambas exposiciones y una jornada en el Museo Marítimo con ponencias que tratará del papel de la mujer en las comunidades pesqueras.
Ya dirigido a las familias y preadolescentes, la ONG Save the Med y gracias a la colaboración de Brad Robertson se llevarán a cabo en la Autoridad Portuaria unos talleres educativos sobre el trabajo de los pescadores, la pesca artesanal y sostenible, y como proteger la biodiversidad del mar balear que impartirán parte del equipo de Save the Med Foundation con un pescador.
“Cada día que pasaba delante de la Lonja, me intrigaba la idea de poder representar algún día a estos hombres del mar en daguerrotipo, una técnica fotográfica del 1840. El destino me llevó a tener la incomparable experiencia, cargada de emociones y adrenalina de salir embarcada a las 3h00 de la mañana y ver como los pescadores se juegan la vida en alta mar en su lucha con la oscuridad, el rugido del mar y la constante sacudida de las olas. Fui testigo de como ejercen la pesca tradicional, directamente vinculada con la sostenibilidad del mar, un oficio en peligro de desaparecer. Conocerlo en primera persona me impactó tanto que me llevó a querer hacer un homenaje a la vida de los pescadores y a todos los hombres que trabajan en la Lonja.
Mi aportación son sus retratos, sobre una hoja de acero indestructible. Una celebración de la imperfección expresada con un elevado nivel de realismo. Así estas imágenes nunca se perderán en la memoria del ser humano. Estoy agradecida a estos hombres por haberme regalado su tiempo y su confianza para poder plasmarlos en impresiones únicas. Convivir con ellos en la Lonja durante tres meses fue un aprendizaje de vida”, indica la artista.
"Cuando estoy mirando a través de mi lente, surge un momento de concentración en el silencio más absoluto. Una conexión íntima entre el sujeto y yo que se transforma en una impresión sobre un objeto palpable. Durante los meses que pasé en el muelle, mi tiempo para retratarlos era escaso y limitado. Los pescadores salían embarcados o regresaban de un largo día de trabajo, y era en esos minutos cuando tenia la oportunidad de plasmarlos con esta técnica minuciosa y lenta de 1840 llamada Daguerrotipo. Fue indispensable trabajar desde la Lonja, proporcionándome el acceso directo necesario para captar una retrospectiva del día vivido en el mar, compartiendo con ellos las decepciones de un día sin pesca, o las alegrías de un día próspero. Las emociones se reflejaron en sus ojos con tal claridad, que han podido ser inmortalizados en estos retratos, esencia del momento vivido. Este homenaje es para los hombres de la Lonja. A los que ejercen un oficio que pasa de generación en generación, celebrando la pesca tradicional y sostenible que, lamentablemente se está perdiendo”.
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