Hollywood dice adiós este lunes a un mito, Doris Day. Era un de las actrices más prolíficas, protagonista de innumerables éxitos en la gran pantalla como 'Pijama para dos', 'Una sirena sospechosa', 'El hombre que sabía demasiado' o 'Confidencias a medianoche', por la que consiguió su única nominación al Oscar.
Doris Mary Ann Kappelhoff nació un 3 de abril de 1922, en Cincinnati. Hija de un ama de casa y un maestro de música, vivió un momento complicado con el divorcio de sus progenitores.
Su afición por el baile la encaminó hacia el estrellato después de ganar un concurso de talentos locales con 14 años. Junto a su compañero en el certamen decidió viajar a la meca del cine para probar suerte. Sus ilusiones se truncaron cuando la noche antes de trasladarse a Hollywood sufrió un accidente automovilístico que la lesionó y acabó con todas las opciones de convertirse en bailarina profesional.
Fue entonces cuando decidió dar un giro en su camino del éxito y comenzar a tomar clases de canto. Tras unos años en el mundo de la música, se dejó convencer para probar suerte en el cine y se presentó a una prueba de pantalla de la Warner Bros. Consiguió su primer contrato, que le llevó a aparecer en diversos westerns de serie B.
Su gran oportunidad llegó 1948 con 'Romanza en alta mar'. A partir de ahí se sucedieron incontables títulos como 'Confidencias a medianoche' por la que logró ser nominada al Oscar.
Otros títulos son 'Pijama para dos', 'Una sirena sospechosa', 'Ola de crímenes', 'Quiéreme o déjame', 'El hombre que sabía demasiado', 'Siempre tú y yo', 'El diabólico señor Benton' o 'El hombre que sabía demasiado', a las órdenes del maestro Alfred Hitchcock y junto a James Stewart.
Como muchas de las actrices de su época, a finales de los 60 dio el salto a la televisión donde protagonizó su propia comedia. 'El show de Doris Day' se mantuvo en antena de 1968 a 1973 colocándola de nuevo en lo más alto de la cima de la popularidad y le hizo ganar una nominación a los Globos de Oro en 1969.
Se retiró del mundo del espectáculo a finales de los años 80.
Durante sus últimos años su ocupación favorita fue luchar por los derechos de los animales por medio de su propia fundación, la Doris Day Animal Foundation.