Más que un jefe

Formar equipo no es tener un equipo. Capitanear un grupo de personas persiguiendo un objetivo común es un reto que no todos podemos asumir. Cada miembro de ese equipo cumple una función. Importante e imprescindible todos y cada uno de esos integrantes. Trabajo, objetivos claros, respeto y entrega llevan al triunfo. Triunfo entendido como trabajo bien hecho, orgullo de ser parte siempre necesaria, compañerismo. Ha terminado el curso, a muchos niveles, y se hace balance. También en algunos trabajos se cierran proyectos hasta septiembre. Ser jefe es complicado, tampoco todos podemos asumir ese rol. Marcar la línea para llegar al objetivo con tu ejemplo, podría ser el inicio. Trabajas más que ninguno, aunque estimulas la capacidad de cada miembro del equipo. Cuando de tu entrenador dices: el míster es mucho más que un entrenador.  Cuando te descubres defendiendo a tu jefe, por su trabajo, o los trabajadores apostemos por seguir defendiendo proyectos esperando mejores tiempos, entre otros muchos ejemplos, es que se ha hecho un buen trabajo. Se ha trabajado. El equipo ha funcionado porqué el jefe cumplió con su función. Y si este frente es difícil, mucho más es ser representante político dónde a veces cobras mucho por no hacer nada. Qué grima dan algunas imágenes de políticos tanto por exhibir excesos, como aquel que sólo tiene noticiable que no se han vendido todas las entradas. En fin, el balance es positivo si consigue, como jefe, el respeto de tu equipo.