La imposibilidad de vivir en Baleares

En los últimos años, nuestras islas, se han convertido en un paraíso para muchos, no obstante, para otros se están convirtiendo en un calvario.

La imposibilidad de encontrar una vivienda a precios asequibles, los salarios más bajos que en muchos otros lugares de España y el nivel de vida excesivamente caro, hace que muchos sientan que este lugar idílico es solo para unos pocos.

Pero, esos pocos, que han conseguido que los precios se disparen, que venden propiedades muy por encima de su valor y que se amparan en la insularidad para subir los precios de todos los productos, apoyados por unos dirigentes incompetentes, son los responsables de que estas islas paradisiacas, sean eso mismo, un lugar prohibido para la mayoría.

Los que estamos enlazados con el sector inmobiliario, somos muy conscientes de que el problema es enorme y que se acrecienta cada día.

Y parece que estos responsables, no son conscientes de que necesitan mano de obra para poder seguir disfrutando de los servicios que tanto les gustan: hostelería, servicio doméstico, personal no cualificado que con los salarios que cobran a final de mes, solo pueden aspirar a vivir en una habitación con baño compartido, a unos precios realmente vergonzosos.

Además, nuestro gobierno, en lugar de apoyar a los propietarios de viviendas, para que puedan bajar esos precios y el mercado vuelva a una pequeña normalidad, hace todo lo contrario, arruinarlos cada día más, convirtiéndose este tema en una rueda sin fin.

Les invito a que hagan la prueba y busquen un piso de alquiler en Palma y no digamos ya en Ibiza, verán que es muy común encontrar habitaciones en pisos compartidos por 600€/mes.

Y todo esto conlleva un serio problema de personal en las empresas, en el pequeño comercio, que muchas veces tiene que cerrar por no poder sostener los costes que les supone todo este desastre.

¿Hasta cuándo vamos a soportar ver como nuestro pequeño paraíso se destruye?

¿Nadie con dos dedos de frente y poder, puede hacer algo para solucionarlo?

Les aseguro que querer es poder y que, si entre todos nos proponemos cambiar las cosas, se puede conseguir, pero debemos empezar por cada uno de nosotros.

En mi inmobiliaria, estoy cansada de ver personas que ponen los precios a sus viviendas sin sentido alguno, muy por encima del precio de mercado, esperando que algún mirlo blanco quiera comprarla.

Todo el mundo dice: “en Baleares todo se vende” o, “mi vecino lo vendió por…”, y no se dan cuenta que esa es la razón por la que las inmobiliarias están llenas de propiedades que no se venden que, en algunas ocasiones llevan a la venta años, esperando a ese mago que les toque con su varita mágica.

Y esas mismas personas son las que se llenan la boca diciendo que vivimos en un país corrupto, ese mismo que si puede evitarse pagar un IVA lo hace y el mismo que paga a su personal menos de lo que debiera.

Así es este país, en el que tenemos “la lengua muy larga y la falda muy corta”, como cantaba nuestro entrañable Joaquín Sabina en 19 días y 500 noches.

Un lugar en el que nos llenamos la boca reclamando justicia, pero somos los primeros injustos, en el que todos queremos sacar provecho sin trabajar y ganar mucho dinero, simplemente por el hecho de ser quienes somos.

¡Comencemos por dejar de padecer de ombliguismo, pensando que nosotros lo haríamos mejor!, casi de seguro que haríamos algo parecido a lo que hacen nuestros dirigentes, ni más ni menos.

Te animo, querido amigo lector, a que empieces por ti mismo, por mirar en tu interior y que intentes ser la mejor versión de ti que puedas, para después salir a la calle a pedir aquello que tanta falta nos hace a todos, ¡sentido común!