"Lo que me gusta es lo que no acabo de entender", ha dicho este miércoles Miquel Barceló durante la inauguración de 'Toros, peces y flores', su última muestra que incluye trece acuarelas, nueve pinturas y veinticuatro piezas de cerámica que componen su universo cercano: mar, tauromaquia y bodegones.
"Solo pinto lo que mato o como. Algún pescado sí he matado", ha contado Miquel Barceló (Felanitx, Mallorca, 1956), una de las figuras más internacionales y cotizadas del arte español, reconocido con el Premio Nacional de Artes Plásticas en 1986 o el Premio Príncipe de Asturias a las Artes Plásticas en 2003.
"Toda la vida he pintado lo mismo", ha dicho Barceló que ha reconocido que su primera idea era hacer una exposición sólo sobre la tauromaquia, pero luego pensó que prefería mezclar todo, como en el taller. "Es una exposición completa tiene pinturas, acuarelas, dibujos, cerámicas", cuenta el artista, quien confiesa que empieza a pintar una cosa y luego hace otra, se convierte en otra cosa.
La muestra, que podrá verse hasta el 29 de marzo en la galería Elvira González, está dispuesta en tres salas. En primera, todos los lienzos giran en torno a los toros, un tema recurrente en su obra desde que hiciera las primeras en los años 80.
Desde entonces, el arte del toreo lo ha trabajado de manera obsesiva y en detalle. Así, en esta ocasión, se ve el toreo a vista de pájaro o como un espectador en el coso. "Las planchas de los burladeros del coso parecen cáscaras de langosta y el torero podría ser un mero", ha contado.
"La tauromaquia es como una especie de reloj con luz y sombra, vida y muerte y eso me gusta como tema", puntualiza el mallorquín, quien ha reconocido que, a veces cuando se confunde acaba haciendo o bien una sopa o bien una plaza de toros, "que viene siendo lo mismo". "No es mi voluntad pintar toros, me sale así. Además, me gusta eso que sucede tan intenso en un pequeño espacio. Es como un teatro, el teatro de la vida", ha añadido.
Una idea que también ha trasladado a la cerámica. "Me gusta poner en el plato un torito y un torero como si fuera un belén".
En la segunda sala, el protagonista es el mar, otro tema ampliamente reflejado en su obra. También se pueden ver cerámicas con varios tipos de peces y máscaras.
Algunas de esas máscaras son autorretratos. En una aparece Barceló tumbado en una almohada. En otra, junto a peces llorando. "Las lágrimas son accidentales: puse unas canicas a modo de ojos y se fundieron en el horno, lo que se tradujo en unas lágrimas verdes".
En la tercera sala, se ven lienzos y obra sobre papel con bodegones, flores y fondos marinos, además de cerámicas de todo tipo, donde una vez más, el tema taurino, el mar, los animales y la flora se entremezclan.
Interesado en la vida orgánica y el paso del tiempo, Barceló considera la cerámica una extensión de su pintura. "La cerámica y la pintura no cambian mucho. Intento explorar lo mismo a veces con papel, a veces con cerámica, cambia la rapidez con la que lo hago, pero no doy tanta importancia que sea cerámica o pintura o papel".
La cerámica sólo puede hacerla en Mallorca. "Ahí tengo hornos y de ahí, ha venido una salamandra viva en una pieza", ha contado con humor el artista. "Quisiera que volviera a Mallorca".