www.mallorcadiario.com

No suelen estar a la altura

Por Gregorio Delgado del Río
sábado 18 de enero de 2025, 09:33h

Escucha la noticia

A pesar de todo, todavía existen muchas personas que quieren, que necesitan creer en Dios. Todavía existe una minoría de creyentes, a la vieja usanza, que dicen creer en Dios y tener una fe apoyada en la autoridad. Todavía el ser humano experimenta el anhelo de encontrarse con su Creador. Todavía, por tanto, tiene sentido preguntarse si la fe en Dios es posible en el futuro.

Este pasado 10 de enero, Mercè Marrero Fuster puso sobre la mesa (Diario Mallorca) una vieja cuestión. El testimonio de vida de los líderes religiosos católicos ha supuesto, en demasiadas ocasiones, un verdadero obstáculo en el seguimiento de Jesús. La contradicción entre lo que se predica y el Evangelio (modelo de vida) es palpable. Sigue siendo cierto que “el reto más grande al que la Iglesia se enfrenta hoy es el abismo entre la fe y la vida” (Cardenal Tobin). En su última novela (El exclaustrado, 2024), Álvaro Pombo pone en boca del abad del monasterio, que abandona el monje Cabrera, estas palabras: ”Reconozco que la propia Iglesia de Cristo puede ser un impedimento para llegar a Cristo”. Personalmente, comparto la realidad activa del mismo.

Claro está que el que no se decepciona y defrauda es porque no quiere. Pero, motivos se le ofrecen a espuertas llenas. Casi siempre se ha estado en contra de la religión institucionalizada por que se estaba en contra de la Iglesia (Hans Küng). Esto es, en cómo ésta encarnaba en la vida al Dios que predicaba. ¿Cuándo aceptarán, en la Iglesia católica, que “el hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan, (…) o, si escuchan a los que enseñan, es porque dan testimonio”? (Francisco). Pues bien, al paso que llevan, ¡cuán largo me lo fiais!

Por poner un ejemplo paradigmático, podemos aludir al escandaloso comportamiento jerárquico, incluso en las más altas instancias de la Iglesia, respecto del abuso sexual del clero frente a menores y personas vulnerables. Lo ocultaron sistemáticamente. Intentaron pasar por lo que, en modo alguno, eran. Facilitaron nuevos campos al abusador. Maltrataron a las víctimas. Les costó Dios y ayuda reconocer lo que habían protagonizado. ¿Puede imaginarse un testimonio más contraproducente y de efectos más destructores de la credibilidad religiosa? No. ¡Hipócritas, serpientes, raza de víboras, sepulcros blanqueados (Mt, 6, 5-6; 7, 5; 23, 1-7; 23, 1-34; Lc 20, 45-47; 12, 56). No son palabras mías sino de Jesús. Lleva razón, Sra Marrero, cuando, en su escrito, afirma que, a veces, “no saben estar a la altura de la bondad”.

Como es obvio, esta perspectiva (la organización impedimento para el Reino) hace referencia, por ejemplo, a la frecuente apelación a Dios para combatir la ciencia moderna. Tal es el caso de la encíclica Humanae vitae de Pablo VI contra los métodos anticonceptivos. Una muy gravosa hipoteca (Cf. Küng, La verdad controvertida, 79-84 y Siete papas, 123-125), que sigue en pie. Igualmente, se ha de aludir aquí a la soterrada oposición al régimen democrático con diferentes manifestaciones (cf. Küng, Lo que yo creo, 101-103), que no ayuda, precisamente, a que el ser humano actual se sienta atraído a vivir como vivió Jesús.

¡Qué diferentes eran los primeros cristianos! “Lo que nos diferencia a los ojos de nuestros enemigos es la práctica de la bondad basada en el amor:’¡Mirad -dicen- cómo se amaban los unos a los otros’! (Tertuliano, Apología, 39; cf. Pagels, Más allá de la fe, 18 y ss.). Hoy no podríamos dar un testimonio similar. El enfrentamiento en la Iglesia es manifiesto. ¡Y se dicen cristianos! Decididamente, los líderes religiosos católicos, hablando en general, “no saben estar a la altura de la bondad”, cuya práctica, que nos mostró Jesús con su vida, es el camino seguro para encontrar a Dios.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios