María del Pilar Correa Mora, conocida artísticamente como Pilar Correa, hija única de Joaquín, de profesión militar y de Margarita, de profesión peluquera. Nace en Palma en el Hospital Militar, un 13 noviembre 1967.
… ese mismo año en la Biblioteca Nacional de Madrid se descubría un volumen con anotaciones y dibujos de Leonardo da Vinci, en España se decretaba la pena de arresto mayor y una multa a quienes infringieran las limitaciones de la libertad de expresión, el Tribunal Supremo español declaraba ilegal el sindicato Comisiones Obreras, Reino Unido se hacía con el festival de Eurovisión con “Marionetas en la cuerda” de Sandie Shaw, nacían; Javier Cámara, Laura Dern, Benicio del Toro, Kurt Cobain, Iciar Bollain, Nicole Kidman, Enrique Bunbury, Julia Roberts, Jason Statham, fallecían; Robert Oppenheimer, Edward Hopper, Spencer Tracy, Otis Redding, Ernesto Che Guevara, John Coltrane, se publicaba Cien años de Soledad de García Márquez, en cine triunfaban; A sangre fría, ¿Adivina quién vine está noche?, Bonnie and Clyde, Doce del patíbulo, El graduado, en televisión se veía; Misión imposible, Los vengadores, Daktari, Historias de la frivolidad, en música editaban; Aretha Franklin lanzaba Respect, Beatles Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, Bee Gees, The Rolling Stones publicaba Their Satanic Majesties Request.
Para ejecutar los malabarismos de pregunta - respuesta, escogimos una mesa larga de madera que enlaza el ambiente de la cocina con la sala de estar.
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La iconográfica de la mujer se reconoce como la primera representación artística que hizo el ser humano desde el arte prehistórico.
¿Por qué se repite en sus obras la figura de la mujer?
Siempre me ha llamado atención la figura femenina, me siento identificada con la mujer moderna que transmite seguridad. Es algo instintivo, plasmar el perfil, el rostro, la silueta, el movimiento, sobre todo los ojos. Para mí la mirada refleja la personalidad, la fibra interior, la nobleza del ser.
Un discurso iridiscente surge en la contemplación de sus personajes revelando sus turbaciones. Sus ojos te observan, se conectan, te persiguen. Por unos instantes se produce una intensa sensación, como si pretendieran transfundirte su vítreo.
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Le pedí que retrocediese en el tiempo y nos situase en algún momento de su infancia. Nos narró un anecdótico suceso…
Me viene a la mente el recuerdo de un día de lluvia intensa. No podía ir al cole, estaban las calles inundadas y no paraba de llover. Mi madre tenía que ir a trabajar y me llevó a casa de una vecina que tenía tres hijos. Los chicos sacaron lápices de colores y hojas de papel. Pasamos el día pintando y riendo, yo dibujé un perrito. Cuando mi madre vino a recogerme, nadie creía que hubiera pintado aquel animalito, ya que no había más gente en la casa y los niños reconocían que ellos no eran los autores. Me enfadé mucho, sentí rabia.
¿Qué tal se desenvolvía con sus estudios?
¡Era tremenda! En el bachiller debía escoger entre letras y ciencias y siempre retrasaba mi contestación. Me iba al bar y la profesora venía a buscarme, allí en un sótano, sabía dónde encontrarme… ¡Venga Correa, tira “pal” cole!
Tenía un compañero que era igual que yo, nos sentábamos uno al lado del otro y le decía que no me hablase. Al final nos hacían recuperar, incluso los sábados ir a la biblioteca de Cort. En casa creían que eso ocurría porque me interesaba con las tareas del colegio.
Nos desplazamos unos metros y nos detuvimos en su adolescencia.
¿Cómo era en esos años?
Una idealista que creía que se podía comer el mundo y el mundo me comió a mí, en el cole era muy feminista. En cierta ocasión el profesor no podía soportar mi carácter y me lanzó un borrador de pizarra a la cabeza para llamarme la atención. Mi padre que era militar, artista y músico que tocaba la batería con un conjunto en el que también estaba mi tío, quería que estudiase música, mi madre ballet y mi tío decía baloncesto, acabé haciendo gimnasia sueca.
¿Cómo era Pilar antes de salpicarse de pintura?
En lo profesional tuve diversos trabajos, hice sustituciones en el Colegio público de Génova, di cursos de inglés, cursos de atención al cliente, trabajé diez u once años como azafata hasta que quedé embarazada, entonces dejé de volar y estuve unos años en tierra, pero era complicado combinar ser madre con el trabajo y lo dejé. Posteriormente durante un tiempo, me dediqué a la organización de actividades, merchandising, traducciones, para Ferias Internacionales de Turismo.
Con algún antecedente familiar, su padre pintaba por afición, sus primos, tal vez en el inconsciente quedaron olores de pinceles y aguarrás. Un día siente la necesidad de pintar ¿Cuál fue su primera obra?
Hace unos diez años. Víctor y yo, acabábamos de despertarnos, era un sábado a las nueve de la mañana y le dije que iba a pintar. Él se quedó dudando porque acabábamos de pintar la casa. Cogí café, lápiz de ojos, papel y con esos objetos me puse a pintar una cara, ahí empezó todo.
¿Cuál fue la primera vez que mostró sus obras en público?
En cierta ocasión mi marido sin decirme nada, le mostró mis trabajos a mi primo Toni Arom que era un artista plástico, fallecido hace dos años. Un día se presentó en casa y me animó, me ofreció el local de unos amigos y con todo lo que tenía, preparé una exposición de carácter solidario para la Fundación La Matica. Poco después compartió conmigo su espació en la Nit de l’Art de s’Arracó. Su papel fue fundamental en mis principios y por eso siempre le estaré agradecida.
Entre sus exposiciones de retratos de niños y rostros de mujer destacan las realizadas en la Galería Pascual de Cabo y titulada “Mi costado izquierdo” (2017), “Mirades” Galería Abartium (2017), donde reivindicó el poder de la mujer, la sensualidad, la libertad. Varias han sido las exposiciones de tipo solidario con la Fundación Matica en las que Pilar Correa ha colaborado, una de las últimas en el Hotel Artmadams (2024) dedicada a niñas de La República Dominicana.
¿Qué tipo de arte y qué artistas escogería entre sus favoritos?
Me gusta la pintura impresionista y admiro el hiperrealismo pero no me llama la atención practicarlo. Como artistas me atrae el trazo emotivo de Egon Schiele, sus dibujos de la figura humana, me conmueven los retratos de Velázquez, la fuerza de Picasso, la crudeza de Lita Cabellut, entre otros.
¿Qué momento de la historia del arte le llama la atención?
El actual, porque se valora la pintura de las mujeres. Recordemos épocas donde pioneras como Hilma af Klint o Frida Kahlo, tuvieron que padecer el rechazo, simplemente por su condición femenina y posteriormente han sido reconocidas. Hubo más casos; Camille Claudel maltratada por su propia familia y que estuvo siempre a la sombra de Rodin, Artemisia Gentileschi, pintora italiana que para muchos es considerada la primera pintora feminista de la historia o la misma Sofonisba Anguissola pintora renacentista de la que en la actualidad se pueden contemplar obras en el Museo del Prado.
Y estos apuntes refuerzan el hecho de que la pintura de las mujeres artistas no fue valorada como se merece, cuando se repasan ciertos datos: en la pinacoteca nacional hay obras de más de 5.000 hombres y tan solo se exhiben de 53 de mujeres.
A los ejemplos de Pilar, podríamos añadir a la francesa Rosa Bonheur que cada seis meses tenía que renovar un permiso de travestismo para poder pintar con pantalones, la holandesa Judith Leyster sufridora de penurias familiares o la flamenca Clara Peeters una pintora barroca que sería la primera en enfrentarse al patriarcado artístico.
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Tal vez en el expresionismo y en el realismo social de la retratista Alice Neel, una mujer que tuvo que soportar la muerte de su primera hija y el secuestro por parte de su marido de la segunda y rehacer su vida tras varias crisis emocionales, pueda encontrar una similitud en los trazos de líneas imperfectas. Tal vez en los colores perdidos en las últimas pinceladas. Tal vez en algún fragmento de los rostros de Egon Schile. Tal vez, si me coloco en algún lugar de la parte trasera del lienzo, en los dorados y verdes me prendo de la memoria de Klimt, o si sigo en la trashumancia pasaré por alguna mueca de un resignado personaje de Freud. Pero no, no va a ser así. En sus ojos no hay olas de otras lágrimas.
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Justo en ese momento aparecía Marcos, su hijo mayor que se acercó a saludarnos. Paula su hija está fuera de Mallorca, estudiando. Y desde hace un tiempo Adaya ha entrado en sus vidas, ampliando la familia.
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¿Utiliza modelos para hacer sus obras?
En un 80% de ocasiones no, en un 20% sí, la mayoría de veces es mi hija.
¿Alguna manía?
No soy una persona de obsesiones. Cuando ha pasado el tiempo veo algunas de mis obras en casa o en cualquier sitio y me da por corregir algún detalle, pero creo que eso lo hacen otros también. Es lo único que puedo relacionar con una manía.
¿Qué pretende con su pintura?
Escribo historias simples de personas que nos rodean, cada una con sus rutinas. Pinto, borro, vuelvo a empezar, me emociono y me encantaría que el espectador también se emocionase. Me siento afortunada con mis telas y pinceles. No siempre puedo crear sentimientos a medida, alguna vez logro dibujarlos. No tengo pretensiones de satisfacción personal, no me puede el ego, prefiero que me recuerden por buena persona.
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Por unos instantes tuvo la impresión de percibir el sonido de los latidos del corazón de la mujer que estaba perfilando en su lienzo. Paró el recorrido del pincel y en el silencio absoluto entendió que la sensación estaba motivada por su entusiasmo. Siguió pintando y ahora conversando con el alma que la acompañaba en la soledad de su estudio.
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¿Qué temas de la actualidad le preocupan?
La desprotección de la infancia y la juventud en las redes sociales, la vulnerabilidad y los peligros que eso entraña, la represión contra la mujer, su falta de derechos en un sinfín de países, donde las instituciones no dedican un solo esfuerzo en cambiar la situación, las guerras, el hambre, siguen existiendo lugares donde la vida no vale nada.
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Desde 2017 ha expuesto en el territorio de Baleares, en Barcelona, Pontevedra, Huesca, Cádiz, Suiza, Alemania, Nueva York, Italia, Algeciras, Madrid, Málaga, Marruecos, Miami en la Feria Scope de Art Bassel, Republica Dominicana interviniendo en los Murales de La Matica de la ONG AEA solidaria situada en Boca Chica, y en numerosas ocasiones en Estocolmo y en distintas ciudades de Suecia.
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¿Un momento de los más felices en su vida?
Sin duda, el nacimiento de mis hijos.
¿Un momento triste?
La muerte de mi abuela me causó un gran vació.
Aficiones
Viajar, música, leer.
¿Alguna lectura?
Cualquier libro de mi amigo Luis Berastain, el último de Pérez Reverte, “La isla de la mujer dormida” por ejemplo.
¿Alguna película?
Varias y la mayoría tienen sus años, Éxodo siempre me ha parecido un largometraje brillante, la comedia negra, por ejemplo “Arsénico por compasión”, las de Peter Sellers, “La pantera Rosa”, “El guateque”.
¿Qué siente pintando?
Nostalgia, enfado, he pintado mil “fridas” y he sufrido pintándolas como si absorbiese su dolor, la he pintado tanto. Siento pena, alegría, las emociones se cuelan a través de mis pinceles.
A través de su representante Eva Gelabert expone obra permanentemente en el lujoso espacio Azul Tierra de Barcelona y en la Galería Fuentenebro, prestigiosa marca madrileña de Arte y Decoración.
Colabora con Artishow y Claudia Isaza, artífices y promotores desde el principio de la mayoría de sus exposiciones.
¿Qué exposiciones está preparando?
Estoy liada con trabajo de estudio y cedo poco tiempo a las exposiciones.
Hace algún tiempo que ha cambiado la fisonomía de sus rostros, ahora muestran rasgos orientales, pero también su manera de representarlos, su técnica, sus colores… ¿Otras cábalas?
Cambié por necesidad, estaba bloqueada, el riesgo te enseña a tomar decisiones y yo me sentía al borde de un precipicio. Le di un giro de manera casual al usar tonalidades verdes, surgieron rostros con fisonomía oriental y volví a captar que recuperaba la claridad, me apasionó el resultado del experimento, aunque nunca dejo de estudiar y practicar.
¿Cuáles son las últimas exposiciones que ha visitado?
Arco, Art Madrid, Casal de Ca’n Gelabert, Son Artmadams, entre otras.
Confiesa que es sobria, monocromática, que la seduce la colorimetría, que le apasiona indagar sobre la complejidad del ser humano y a eso le ayudan las miradas que ella misma inventa, esos retratos en los que se sumerge con una brújula que la dirigirá por espacios empíricos donde ha aprendido a analizar la materia cósmica y la catarsis que se hornea en la composición de sus personajes.
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Cuando dábamos por acabada la entrevista, Pilar y Víctor nos sorprendieron con una variedad de deleites gastronómicos que Margarita (madre de Pilar) nos había preparado. Eso siempre se agradece. En una charla agradable y distendida, brindamos con un tinto por todo lo que la vida nos ha permitido conocer.
Muchas gracias por haber venido a nuestra casa, siempre que queráis, seréis bien recibidos.
De regreso a Palma, María comentó que los dibujos de Pilar resplandecían en su interior.
Texto: Xisco BarcelóFotografías Entrevista: María ValienteFotografías complementarias: Archivo Pilar Correa