Como cada año, nos acercamos a las Fiestas Navideñas, con ganas de descansar y de empezar un año nuevo con fuerza y ganas.
Para ello, nos juntamos con nuestros seres queridos, para celebrar estos días y fortalecer nuestras relaciones.
Es por ello por lo que buscamos lugares para unirnos, restaurantes dónde celebrar estos días.
Cual fue mi sorpresa cuando al encontrar un local que estuviera libre, unos días antes para la comida de empresa, los precios de los menús eran astronómicos incluso sin llegar las fechas más señaladas.
¡Imagínense la famosa fiesta de Noche Viaje!!. El menú más económico oscilaba de 125€ a 200€ y de ahí para arriba.
Así que pensando en un restaurante pequeño que tenga una media de 20 mesas con 4 comensales cada una, puede facturar un mínimo de 10000€ esa noche, copas a parte, en un país donde nos gusta la juerga más que a un mono una pandereta.
Y Uds me dirán que hay que pagar al personal y el producto, claro está y que es una noche muy especial.
Me encantaría saber exactamente cuánto se paga a un camarero de extra por esa noche, 150€ o 200€, ¿tal vez?
Pues bien, sigan sumando y atando cabos porque a mí no me salen las cuentas de ninguna de las maneras.
Y ¡créanme!, entiendo perfectamente que ese día haya que cobrar más pero me pasa lo mismo que con los alquileres en Mallorca.
Que un propietario pretenda cobrarlo por un alquiler que debería de pedir 750€, 1500€, no lo puedo entender.
¿ Se nos ha ido la cabeza ?
Pero Uds me dirán que siempre hay quien paga estas barbaridades y si hay demanda, crece la oferta y esto lo entiendo, pero ¿dónde está la ética de cada persona?
Y después todos nos echamos las manos a la cabeza hablando mal d e nuestros políticos y dirigentes.
¿Qué haríamos nosotros si estuviéramos en su lugar ? Pues posiblemente, todas esas personas que son capaces de cobrar esos desmesurados precios por su producto, harían lo mismo que nuestros dirigentes, timar y reírse de los demás.
Así que queridos amigos, debemos optar, una vez más, por el sentido común y hacer lo que se espera de nosotros, siendo parte del mismo desastre que crean nuestros directivos.
Les deseo desde estas líneas unas maravillosas y arruinas Fiestas y que disfruten mucho de sus deudas en la cuesta de enero.