En los próximos días, la magistrada que ha presidido el tribunal del jurado deberá redactar una sentencia conforme a los hechos probados en el veredicto y aclarar si, a su juicio, son constitutivos de un delito de asesinato o de homicidio.
DE ACCIDENTE DE TRÁFICO A HOMICIDIO
El crimen se remonta al 8 de octubre de 2022, cuando la víctima fue recogida por los dos acusados en el Arenal. Minutos después, sobre las 22.30 horas y a la altura del kilómetro 10,900 de la autopista de Llucmajor en sentido Palma, le arrojaron a la calzada, según sostiene la Fiscalía en su escrito de acusación.
Así, quedó tendido y fue arrollada por un coche que circulaba por la vía, que no pudo hacer nada para evitarlo. En un primer momento la Guardia Civil consideró que se trataba de un accidente de tráfico, por lo que se encargó de instruir las diligencias.
No obstante, un testigo de los hechos, al ver la noticia en prensa, aseguró con total seguridad que había visto como el turista era arrojado del vehículo en marcha durante un adelantamiento y, por tanto, abrió la puerta a la posibilidad de que se tratara de un homicidio.
En el juicio, este hombre declaró que esa noche vio "unos brazos y caer al chico completamente inerte", tras lo que llamó al 112 al creer que lo habían "tirado" a la autopista. Aunque dijo no poder aseverar "ni que lo empujaran ni que lo sujetaran", sí recalcó que la víctima "no hizo ni un mínimo gesto de defensa".
De este modo, fue la Policía Nacional la que continuó una investigación en la que llegaron a rastrear cerca de 100.000 furgonetas y cotejó las matrículas de más de diez millones de vehículos que habían circulado en esas fechas por Mallorca.
Así lograron dar con los dos acusados, de quienes sospecharon que podrían haber subido a la víctima a su vehículo con intención de robarle, tal y como uno de ellos declaró en sede policial. En cualquier caso, este punto no ha sido valorado por el jurado.
"EL CULPABLE ES EL ALCOHOL"
Por su parte, los acusados, quienes en el juicio declararon en último lugar, aseguraron que, ya dentro de la furgoneta, el joven se comenzó a poner nervioso y, sin que les diera tiempo a reaccionar, se arrojó del vehículo en marcha.
No obstante, siguieron su camino "tranquilos" porque, según su versión, vieron cómo se ponía de pie. "No pude evitar que se tirara. No tengo nada que reprocharme y no soy nadie para quitarle la vida a una persona", dijo uno de ellos. "El culpable tiene siete letras y es el alcohol", esgrimió el otro.
El conductor que finalmente atropelló al joven, sin embargo, aseguró en su declaración como testigo que es "imposible" que estuviera de pie, pues inicialmente creyó que el cuerpo era una caja porque estaba tumbado.
En la misma línea se expresaron los peritos que realizaron los informes de la autopsia y que indicaron que las lesiones en el cráneo y el tórax que tenía el cadáver apuntan a que estaba tumbado y que fue aplastado por el coche.
Otros facultativos expusieron que los niveles de alcohol que presentaba el cuerpo sin vida eran compatibles con niveles propios de un coma etílico en las horas anteriores al suceso. Eso le pudo provocar "lagunas de memoria" y "alteración del juicio", concluyeron.
También pasaron por la sala de vistas de la Audiencia de Palma los familiares del fallecido, quienes le definieron como una persona deportista, abierta, amable y que nunca se metía en problemas. "Amaba la vida", dijo su padre, quien consideró inverosímil que se subiera a la furgoneta de forma voluntaria, dejando a su mejor amigo en el Arenal, y que se tumbara borracho en la carretera.