En las Baleares, el paisaje cultural y social ha cambiado radicalmente en las últimas décadas. El archipiélago, históricamente marcado por el turismo, ha visto cómo el aumento sostenido de la población extranjera ha generado un mayor impacto más allá del crecimiento económico y turístico. Muchos son los extranjeros que han decidido establecer su residencia en la comunidad balear en los últimos años. Un hecho que ha provocado grandes cambios, entre ellos, el lingüístico.
En las últimas horas un análisis del programa de formación en idiomas, Perply Business ha informado del incremento del inglés como la lengua más utilizada por la población isleña para comunicarse, “el 51,7 por ciento de los baleares ya utiliza el inglés para comunicarse”. Un fenómeno que va más allá de la industria turística. Este análsis está basado en microdatos de la Encuesta sobre la Participación de la Población Adulta en las Actividades de Aprendizaje del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la población extranjera en Baleares ha crecido de 32.102 personas en 1996 a 222.017 en 2022, un incremento cercano al 600 por ciento en solo 26 años. Este fenómeno ha llevado a que, en 2022, los extranjeros representaran aproximadamente el 18,9 por ciento de la población total, que alcanzó los 1.176.659 habitantes. A principios de 2024, este porcentaje aumentó, llegando a representar el 21 por ciento de la población y alcanzando Baleares los 1.231.487 residentes.
Este crecimiento demográfico está estrechamente relacionado con la llegada de comunidades de diversas nacionalidades, entre las que destacan marroquíes (13,2 por ciento), alemanes (8,3 por ciento), los británicos (8,2 por ciento), los italianos (9,7 por ciento) y los colombianos (6,2 por ciento). Su impacto no solo se refleja en la composición demográfica, sino también en sectores clave como el mercado inmobiliario.
Precisamente este mercado se ha visto impulsado por la presencia extranjera. Según el Colegio de Registradores, en 2023, el 31,5 por ciento de las 14.202 transacciones de compraventa de viviendas en Baleares involucraron a compradores extranjeros. En los últimos cinco años, este porcentaje ha variado entre el 30 por ciento y el 40 por ciento, consolidando a los residentes internacionales como un componente esencial del mercado.
Este aumento poblacional no ha tenido solo un impacto en el sector inmobiliario, esta situación también se ha traducido en un uso cada vez más frecuente del inglés en las conversaciones diarias de los isleños. Según Perply Business el 51,7 por ciento de los baleares afirman utilizar el inglés para comunicarse diariamente, lo que sitúa a la comunidad entre las regiones con mejor nivel de idioma en España, junto con Madrid y Cataluña, pero que a su vez demuestra el desplazamiento de las lenguas vehiculares de la comunidad como son el castellano y el catalán.
La necesidad de interactuar no solo con los turistas, sino con los residentes extranjeros ha convertido al inglés en un idioma esencial en sectores como el comercio, la hostelería y los servicios. Un idioma puente ya utilizado en toda Europa pero que hasta la fecha no se había impuesto en la isla al castellano o al catalán.
Pero no es oro todo lo que reluce, si bien el dominio del inglés puede facilitar la integración cultural y económica de los residentes extranjeros a nuestras islas, según los datos que se desprenden de este programa, el nivel entre los baleares, incluyendo a quienes no lo hablan, no es el más alto. De hecho, Baleares suspende en este sentido con un 3,4 sobre 10, una cifra que señala la necesidad de realizar una mayor inversión en educación y formación lingüística.
Además, el auge del inglés plantea retos para la preservación de las lenguas locales, como el catalán y el castellano, que comparten espacio en un contexto multilingüe cada vez más complejo.
Aunque es cierto que el crecimiento extranjero está representando la consolidación del inglés como idioma común en Baleares, lo que podría suponer una oportunidad única para seguir creciendo y aumentar nuestra importancia internacional, no debe suponer el desplazamiento de nuestras lenguas vehiculares. Un desafío para las autoridades que deben encontrar un equilibrio entre la diversidad global y la protección de la identidad local. Tratar de convertir a las islas en un modelo de convivencia cultural y lingüística.
Baleares se posiciona así como un laboratorio multicultural en el Mediterráneo, donde el diálogo entre lenguas e identidades es clave para un futuro inclusivo y dinámico.