La regulación de los vehículos de movilidad personal (VMP) en Palma, aunque sea a través de una nueva ordenanza cívica, es muy necesaria. Los modernos y eficientes patinetes eléctricos, han proliferado en las calles de la ciudad a costa de incrementar la inseguridad vial y de disparar los conflictos y accidentes entre peatones, conductores y usuarios de estos vehículos. Con esta ordenanza, el Ayuntamiento busca dar una respuesta que ponga orden a una situación descontrolada.
Entre las medidas más reseñables está la imposición de un seguro obligatorio de responsabilidad civil, sanciones más severas y límites claros para la circulación. Se pretende reducir la incidencia de accidentes y promover un uso más responsable de los VMP.
Se pretende reducir la incidencia de accidentes y promover un uso más responsable de los VMP
Por ejemplo, ahora se prohíbe circular por aceras y zonas peatonales, y las multas por infracciones graves pueden alcanzar los 1.500 euros. Además, la exigencia de chalecos reflectantes y el uso de luces busca mejorar la seguridad vial, especialmente en circunstancias de baja visibilidad.
Sin embargo, la efectividad de esta normativa dependerá de su implementación rigurosa. En este sentido, el refuerzo de controles policiales, con el apoyo de drones y cámaras de videovigilancia, es un paso en la dirección correcta. Pero la concienciación ciudadana será crucial. Más allá de las multas, los usuarios deben comprender que respetar estas normas es un acto de responsabilidad colectiva que redunda en su propio beneficio.
El Ayuntamiento de Palma emprende el camino correcto. Esta regulación es un buen punto de partida para transformar los patinetes eléctricos en aliados de una movilidad sostenible, siempre que exista voluntad política para garantizar su cumplimiento y se fomente una convivencia respetuosa entre todos los actores urbanos. La ciudad merece esa oportunidad.