La incorporación de 34 enmiendas de Vox a la Ley de simplificación administrativa, aprobadas por error del Partido Popular, es un episodio que demuestra la irresponsabilidad de quienes buscan beneficios partidistas al margen del interés general. Calificar de "día histórico" lo que claramente es un error en una votación, que fue reconocido inmediatamente por la portavoz adjunta del Grupo Popular, Marga Durán, y que intentó corregirse al instante repitiendo la votación, algo a lo que el Grupo Parlamentario de Vox se negó, constituye un burdo ejercicio de manipulación que erosiona aún más la imagen de esta formación política que tan a menudo se comporta con un hooliganismo sin parangón.
El Govern ha anunciado que tan pronto se publique en el BOIB la ley, el Consell de Govern aprobará un decreto ley para anular las enmiendas aprobadas erróneamente, un paso necesario para subsanar el fallo. Las medidas propuestas para Vox, principalmente en materia lingüística, no cuentan con apoyo político ni social, de modo que la actitud de Vox de intentar aprovechar la situación para presentarse como vencedores de una batalla inexistente, es una tomadura de pelo mayúscula a su electorado.
Baleares merece una política seria y comprometida con el bien común, no un espectáculo oportunista que trivializa los errores y desprecia el consenso social y político
El diputado no adscrito Agustín Buades, exmiembro de Vox, tiene razón al denunciar la falta de ética en esta maniobra. Vender como un logro político lo que no es más que un accidente del procedimiento legislativo, revela una estrategia basada en el engaño y el populismo. La política debería girar en torno a la construcción de consensos sólidos y al diseño de soluciones reales, no a celebrar éxitos ficticios mientras se erosiona el respeto por las normas democráticas.
Baleares merece una política seria y comprometida con el bien común, no un espectáculo oportunista que trivializa los errores y desprecia el consenso social y político. Pero esta es la estrategia de Vox, cuya persistencia en el espectáculo es ya cansina y deplorable desde todo punto de vista.
Su actitud, un tanto infantil por ridícula, demuestra que son incapaces de lograr auténticos avances reales en la consecución de sus objetivos políticos. Y lo peor es que ya no intentan convencer al resto de partidos, sino únicamente timar a sus votantes, haciéndoles creer que han conseguido logros que en absoluto son tales. Mienten descaradamente y dilapidan su ya escaso crédito político.