www.mallorcadiario.com

¡Qué hipócrita es la gente, en serio!

domingo 01 de diciembre de 2024, 07:52h

Escucha la noticia

Bueno, hoy vengo a hablar de un tema que, claramente, está siendo muy comentado en los últimos años: la situación de la vivienda. Pero vengo a hacerlo desde un punto de vista que, hasta ahora, no he llegado a ver tanto, el de la hipocresía de la propia gente de aquí.

Me explicaré: a lo que me refiero es a lo contradictorio que puede ser escuchar a la misma persona local quejándose de que “está todo muy caro”, pero, a su vez, subiendo los precios, por ejemplo, en su negocio porque “¡los guiris tienen dinero!”. Bueno, ojo ahí, que esto, aunque obviamente es un derecho de todos, también es un arma de doble filo. Dejad que lo explique con ejemplos directos.

Tengo una amiga, para respetar la privacidad de datos, la llamaré M., que trabaja en una inmobiliaria en un popular barrio en la costa de Palma. He visto de primera mano cómo trabajan, y considero esta inmobiliaria como una de las inmobiliarias “buenas”. Todo hay que decirlo: las hay malas (muchas de ellas), pero también hay alguna que otra que hace su trabajo como toca.

Un día, M. me cuenta una situación, de tantas que vive en su día a día, que la hizo enfadar bastante. Os la relato aquí:

Les llama el propietario, al que llamaremos señor X, de un piso en primera línea, que quiere poner en alquiler. Cuando llegan, le preguntan al propietario por cuánto quiere alquilarlo, y este responde que quiere que le asesoren un poco con los precios del mercado. Ven todo el piso, en el cual claramente no se ha hecho ninguna reforma ni arreglo en condiciones en unos 20 años. Es grande y tiene vistas espectaculares, pero está anticuado y descuidado.

Le explican de una manera muy correcta y cuidadosa los pros y contras del piso, y que en ese estado se podría quizás pedir alrededor de unos 1.600 €, como máximo hasta 1.900 € (!). El señor X se altera y responde:

“¡Venga ya, eso es una broma! ¡Yo por menos de 2.600 € no lo pienso alquilar! Y además, solo voy a aceptar inquilinos extranjeros como alemanes o suecos, inquilinos españoles ni hace falta que los traigáis”.

A M., en situaciones así, no le queda otra que asentir y aceptar las condiciones del propietario, porque claro, ella también vive de ello, y si no capta la propiedad, lo hará otra inmobiliaria. Así que, otra propiedad más en el mercado, muy por encima de lo que debería estar. Pero es que lo peor de todo no es siquiera el precio. Lo peor de todo es que ese propietario mallorquín, que les exige solo traerle inquilinos alemanes o suecos, unos días más tarde estaba sentado en un reconocido bar del mismo barrio, a unas pocas mesas de M. y otra amiga, donde se le escuchó discutir con las otras personas de su mesa, diciendo cosas como:

“¡Es p***s forasters que venen aquí a comprar-ho tot i no m’hos deixen res! ¡A n’es final faran que ja no quedí ningú de aquí, Mallorca será seva i no nostra!”

Mientras os escribo esto, me hierve la sangre. Lo siento por ser tan directa, pero vamos a ver, señor X, ¿cómo tiene tanto morro? ¡¿Cómo puede ser taaaan hipócrita?!

Es que, además, de lo que no somos conscientes es de que el señor X, sentado en esa mesa, con otras tres personas, quejándose de esta manera de la gente que viene a esta isla, de la misma forma en que nosotros vamos a Berlín o México, transmite odio a los de esa mesa, a la camarera que se les acerca a tomar nota, a los que están en las mesas de alrededor y, mucho más allá, a toda la gente con la que tiene contacto cercano; porque claramente es de los que insisten y repiten su opinión sin descanso.

¡Esto es muy peligroso! Estamos generando odio hacia gente que ni siquiera sabe cuál es la situación de esta isla y que, casi siempre, vienen con la mejor de las intenciones. Estamos generando odio y división entre nosotros, entre gente del pueblo, ya sea un pueblo mallorquín o uno alemán, en vez de, como siempre, fijarnos en los que están sentados un poquito más arriba, ¡que son los que verdaderamente tienen el poder de cambiar esta situación!

Así que, queridos amigos y vecinos, lo primero: ¡dejemos de ser tan hipócritas y empecemos a ser un poco más coherentes con nuestros hechos! Y lo segundo: recordemos que “¡el pueblo unido nunca será vencido!”. A estas alturas, con “pueblo” ya casi nos podemos referir a toda la humanidad. Si no nos dejáramos dividir entre nosotros, los de arriba no tendrían ni un ápice de poder sobre nada, y, a lo mejor, las cosas por fin empezarían a cambiar.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
2 comentarios