Sí, sí, han leído bien, me quiero ir a vivir a Estados Unidos lo antes posible, pero no por la reciente victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales del pasado 5 de noviembre, sino por un motivo completamente diferente y de mucha mayor relevancia, que les detallaré en el tercer párrafo, por si se quieren saltar el segundo directamente.
Trump no me gusta nada, pero nada, así que yo quería que ganara Kamala Harris. Y que por favor me perdonen quienes no son especialmente partidarios de la ideología woke.
Si deseo instalarme en breve en la patria de George Washington es porque esta semana he descubierto, casual y felizmente, que Estados Unidos celebra cada 20 de mayo el Día Nacional de los Tacones Altos, que por el momento no se conmemora en ningún otro país del mundo.
Ese día nacional tan memorable se instauró hace apenas tres años, en 2021, bajo el mandato de Joe Biden, aunque creo que él no tuvo nada que ver con esa decisión. Pero aun así, ya sólo por esa coincidencia temporal, Biden merecería ser recordado eternamente, o casi, por todos los amantes devotos de los zapatos de tacón, entre quienes me encuentro.
Aquí en España la cosa está, en cambio, muy mal, pues los taconazos no sólo no cuentan con un día específico para poder ser ensalzados, sino que además parecen no estar ya de moda casi en ningún sitio, salvo quizás en los programas televisivos de cotilleo de Mediaset y en las fiestas exclusivas de la alta sociedad, a las que por desgracia nunca me invitan.
Por todos esos motivos, mi decisión de partir hacia América es ahora mismo firme y yo diría que casi irrevocable.
Pero como jamás me ha gustado precipitarme, y menos en temas tan importantes como este, antes de solicitar el preceptivo visado a la embajada norteamericana me informaré acerca del tipo exacto de zapatos femeninos que se alaban desde Massachusetts hasta Dakota del Norte y desde Florida hasta Nevada, pues no todos los tacones altos son elegantes y sensuales por igual.
En ese sentido, debo confesarles que llevo ya casi tres noches enteras sin poder dormir intentando averiguar si el símbolo o el emblema gráfico de cada Día Nacional de los Tacones Altos son unos maravillosos stilettos de doce centímetros de altura o, en cambio, ay, unos zapatos cuadrados con plataformas de los años setenta, aunque también es posible que el logotipo de esa admirable jornada vaya cambiando cada año.
A la espera de poder obtener una respuesta rápida y definitiva para todas mis dudas y desasosiegos, aquí o allí seguiré abogando también con firmeza por la pronta implantación del Día Mundial del Stiletto.