En una operación que destaca por su meticulosidad, la Guardia Civil ha interceptado en el aeropuerto de Palma un conjunto de más de 1.000 piezas arqueológicas de incalculable valor, expoliadas en la isla de Mallorca. Esta acción es una muestra del compromiso inquebrantable de la Benemérita en la protección del patrimonio histórico, arqueológico y cultural de nuestro país. Entre los objetos recuperados se encuentran monedas, joyas y otras piezas de notable relevancia que ahora volverán al lugar que les corresponde: el patrimonio colectivo de todos los ciudadanos.
Este tipo de bienes arqueológicos, cuando son hallados de forma fortuita, no pertenecen a quien los encuentra. Estos objetos están protegidos por la Ley 16/1985 del Patrimonio Histórico Español, que establece que cualquier hallazgo debe ser comunicado a las autoridades para garantizar su adecuada conservación y estudio. Es fundamental que la ciudadanía entienda que estos bienes no son objetos de colección personal ni de lucro, sino piezas de nuestra historia compartida, cuyo valor reside en su preservación para el conocimiento y disfrute colectivo y de futuras generaciones.
Es fundamental que la ciudadanía entienda que estos bienes no son objetos de colección personal ni de lucro, sino piezas de nuestra historia compartida
La labor de la Guardia Civil en este ámbito va mucho más allá de la detección de bienes en aeropuertos o en manos de expoliadores. Esta institución trabaja incansablemente tanto en tierra como en aguas territoriales para proteger y recuperar nuestro legado arqueológico. No es raro ver a los GEAS, el grupo especializado de la Guardia Civil, realizando inmersiones para rescatar piezas que han quedado olvidadas en el fondo marino, donde muchos restos de naufragios antiguos yacen como testigos silentes de nuestra historia marítima.
Estas operaciones evidencian el papel fundamental de la Guardia Civil en la preservación del patrimonio cultural, una labor que merece el reconocimiento y el respaldo de la sociedad. La ciudadanía debe recordar que el patrimonio histórico y arqueológico pertenece a todos, y cada pieza recuperada es un trozo de nuestra identidad que recuperamos. Respetar y proteger este legado es una responsabilidad compartida, y gracias a acciones como esta, se garantiza que siga siendo una herencia viva y accesible para todos.