¿Qué pasaría si encargaran un aparato de aire acondicionado para aliviar el sofocante calor de los tórridos días de verano y recibieran, en su lugar, un ventilador? No lo aceptaría ¿verdad?
Imagínese que nos encontramos en los primeros días en los que el inventor del aire acondicionado, cuyo nombre seguramente desconocen a pesar de agradecer infinitamente su invento, ha lanzado su primer prototipo. En el registro de patentes ha depositado un documento explicativo del proceso de enfriamiento del aire genuino, nunca visto hasta el momento. Ha presentado, por escrito, los mecanismos que subyacen en tan ingeniosa máquina a la que ha puesto de nombre de “aire acondicionado”. Podría haberle llamado “aire gélido” o “quita sofocos veraniegos” pero no, eligió ese nombre.
Imaginen que ese invento funciona bien en su fase inicial pero que, con el avance e incorporación de otras tecnologías podrá ir mejorando sus prestaciones con el paso del tiempo. Al principio es un poco tocho pero cada vez irá dando más frigorías e irá siendo más silencioso.
Pero los vendedores de ventiladores ven la amenaza, los retocan y quitan el 94% de sus prestaciones para hacer ventiladores más modernos, pero ventiladores al fin y al cabo. Eso sí, conservan el nombre de “aire acondicionado” para facilitar las ventas. Nada que ver con el proceso de generación de frío que diseñó su inventor.
Esos empresarios son un potente e influyente lobby y tienen muy buen Marketing. Venden gran cantidad de unidades de ventiladores con el nombre de aires acondicionados. El precio no recoge su utilidad. El miedo de la gente a quedarse sin uno hace que su precio se dispare, sin relación con utilidad real.
En las tiendas no asignan sitio en los estantes para el aire acondicionado original y sí para los ventiladores. Al ser más caros son más lucrativos para el vendedor. Para comprar un aire acondicionado original hay que ir a sitios muy concretos y rebuscados.
Es tan potente el lobby que, aunque los que han engañado son ellos al pasar gato por liebre, hacen creer que el producto original es un fraude. Y lo consiguen.
Esta analogía es muy similar a lo que ocurre con Bitcoin y puede que se repare esta injusticia. Esta semana, un inversor de Bitcoin (aires acondicionados originales), de nombre Craig Wright, ha demandado al lobby de BTC (ventiladores) y les acusa de vender un producto en lugar de otro haciendo uso del engaño al hacerse pasar por el original al no haberle cambiado el nombre y haberse aprovechado de su marca.
Esa demanda no solo busca una reparación económica, sino también una declaración expresa de que los demandados han incurrido en una conducta engañosa, causando un daño significativo a los intereses del demandante y al ecosistema más amplio de Bitcoin, tal como se describe en el Libro Blanco.
Entre las partes demandadas no está cualquiera. Encontramos al gigante Blackrock junto a más de cien actores que, en caso de que sea admitida a trámite, deberán informar a sus accionistas de dicha contingencia, según exige la SEC, organismo que vela por los intereses de los inversores en Estados Unidos.
Entre otros demandados se encuentran Microstrategy, Binance, Kraken y todos los ETFs de Bitcoin al contado, aprobados a principios de año. Pesos pesados del ecosistema.
Esta demanda no es millonaria sino billonaria (1,2 billones de dólares en unidad de cuenta europeo y 1,2 trillones según el sistema americano). La reclamación económica es la diferencia entre la capitalización de mercado de BTC y la del bitcoin original (BSV).
En nuestra analogía sería lo que dista del precio de los ventiladores falsos por el número de unidades existentes menos el precio del aire acondicionado original por las unidades.
Es muy fácil demostrar cuál es el aire acondicionado original y cuál es un ventilador. Está todo escrito en un documento técnico, pero hay mucho dinero y poder en juego. Veremos si hay un juez valiente que quiera admitir la demanda a trámite.
Hasta los maximalistas de BTC más conocidos, como es el caso de Jameson Lopp, reconocen que han modificado el 96% del código original de Bitcoin.
Hasta el momento, el acuerdo en sede judicial más cuantioso de la historia ascendió a 206.000 millones de dólares. En él se obligaba a pagar a las grandes tabaqueras Philip Morris, R. J. Reynolds, Lorillard y Brown & Williamson a cambio de retirar las demandas de fumadores damnificados. De seguir adelante el juicio de suplantación de Bitcoin (conocido como el de “passing off”) podemos estar ante el juicio más caro de la historia.
La existencia de esta demanda no debería cogerles por sorpresa. Les he hablado de ella porque el actor ya anunció hace dos años que la iba a interponer. Las consecuencias de que ésta prospere son fáciles de prever y darían un vuelco a todo este ecosistema.
Imaginen que ahora dijeran que Bitcoin no es lo que nos han dicho telediarios, fondos de inversión y otras casas de intercambio (Exchanges). Que Bitcoin es BSV porque recoge las especificidades que dejó escritas su inventor y que BTC se hizo pasar por él de manera fraudulenta.
Cada uno debe dar la credibilidad que quiera a que esto siga adelante. Solo les cuento que se ha registrado tal demanda porque sé que en pocos sitios se lo dirán.
Fíjense que hasta ahora no ha importado quién es el inventor de Bitcoin. Se intenta demostrar un engaño a escala masiva relacionado con la vía de inversión más rentable de toda la historia como es Bitcoin.
Por cierto, a pesar de ser un gran desconocido, el inventor del aire acondicionado merece un reconocimiento de todos nosotros por haber mejorado la calidad de nuestras vidas. Su nombre es Willis Carrier y es evidente que, en su caso, lo importante fue su invención y no la persona, algo que no ocurre con el inventor de Bitcoin.
Craig Wright es autor de las patentes que ha vulnerado BTC con Lightning Network, ha presentado apelación tras su pérdida en primera instancia en el juicio para ser reconocido como Satoshi Nakamoto, inventor de Bitcoin y ahora presenta esta demanda por “passing off” que les he comentado. Basta con que gane uno de esos tres procesos para que tenga lugar el jaque mate a BTC. Solo Blackrock (en su solicitud del ETF de Bitcoin al contado) y unos pocos retrasados (así nos llaman los de BTC) hemos previsto un plan B por si Craig Wright tuviera razón.
Déjense de ventiladores. Contra el calor sofocante del verano no hay como un buen aire acondicionado.