El doctor en Medicina y en Teología Alfred Sonnenfeld pronunciará el próximo sábado en Palma la conferencia 'Liderar con excelencia: herramientas para llevar una vida lograda', en el marco de la 28ª Jornada de Empresarios y Directivos, organizada por el Centre Universitari Ariany. La charla tendrá lugar en el Col·legi Aixa-Llaüt, en el Parc Bit. De la reconocida trayectoria del doctor Sonnenfeld cabe destacar que ha sido miembro experto de la Comisión Ética de la Clínica Universitaria Charité de Berlín y profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad Humboldt de Berlín. Actualmente, ejerce de profesor de Antropología y Ética en la UNIR y de profesor de posgrado en la Universidad Complutense de Madrid. Autor de numerosos libros, sus dos últimas obras publicadas hasta ahora son El arte de la felicidad y La sabiduría del corazón. El triunfo del amor.
En el siglo pasado, ¿cómo eran considerados, en general, los trabajadores de una empresa?
Si pensamos en las fábricas antiguas de países sometidos a ideologías totalitarias, en caso de que los objetivos no se cumpliesen, la jefatura podía castigar a los responsables sin más. Los sistemas de control formal llevaban obviamente a que la gente se limitase al puro cumplimiento de los mandatos, con una actitud de indiferencia y apatía.
Entiendo, sí...
Si falta la confianza, la única manera de liberar el potencial humano es emplear la política del "palo y la zanahoria". Hay que colgar la zanahoria, es decir, recompensas, bonificaciones o incentivos delante de los subordinados para motivarles, y transmitir una razonable cantidad de temor con el palo, que podría ser bajar el sueldo o perder el trabajo, si no se logra realizar lo encomendado.
¿Y cómo deberíamos considerar hoy al ser humano?
Hemos de considerar al ser humano como sujeto y no como objeto. Todavía existen muchas empresas en las que a los trabajadores tan solo se les considera como doers, es decir, como personas que "hacen" o "ejecutan" ciertas actividades, pero sin poner verdaderamente la cabeza y sobre todo el corazón en ello. En este modelo antiguo de empresa podemos constatar que los trabajadores están como adiestrados por las diferentes necesidades, tal como ha ocurrido durante mucho tiempo.
¿Diría que las condiciones laborales han cambiado sustancialmente en estos últimos años?
Pienso que hemos llegado a una nueva era en el mundo laboral, pues en muchos sitios ha surgido un modo de pensar diferente. Así, por ejemplo, el CEO —director ejecutivo— pregunta a los trabajadores de la empresa si están de acuerdo con sus visiones. Los CEOS dialogan con los trabajadores.
¿Podría poner, por favor, algún ejemplo?
Esto es lo que ocurre con la cadena de droguerías alemana 'dm', la mayor de Europa con 4.000 filiales y 80.000 trabajadores en el año 2023. Han conseguido esta situación que cada vez es más ascendente, gracias a su cultura del diálogo. Por otro lado, la famosa cadena de droguerías alemanas 'Schlecker' quebró hace unos años debido a su estilo de querer controlarlo todo. Este es un liderazgo anquilosado.
"Los sistemas de control formal llevaban obviamente a que la gente se limitase al puro cumplimiento de los mandatos"
Aun así, ¿existen hoy empresas para las que lo más importante es que se cumplan ciertas actividades de forma mecánica?
Sí, eso es cierto, pero pienso que, en los próximos años, muchos trabajos serán sustituidos por los robots o los autómatas.
Usted defiende que hemos llegado a una nueva era en el mundo laboral...
Efectivamente. Ahora surge una pregunta muy novedosa, que es qué tipo de atmósfera, de ambiente, de clima se necesita en una empresa. O dicho de otro modo, qué tipo de cultura han de tener en cuenta los directivos de una empresa para que el equipo de trabajadores, toda la plantilla, todo el equipo, cada uno de ellos, llegado el final del domingo esté contento de poder volver el lunes al trabajo para poner nuevamente toda la carne en el asador, involucrándose nuevamente con todo el equipo, de modo creativo, poniendo a disposición de la empresa en la que está todo su know how —saber hacer—.
¿Qué tipo de trabajadores buscan hoy los CEOS de las nuevas empresas?
Ahora los verdaderos líderes, es decir los aristós o líderes con excelencia, buscan trabajadores que sepan reflexionar, que sepan argumentar, que sepan estar atentos, que sean responsables, creativos, que tengan ideas innovadoras, que sepan integrarse bien en el equipo.
Cuando la motivación del trabajador no se puede conseguir con dinero, ¿con qué se puede conseguir?
Estos trabajadores ya no responden a lo que hemos visto tantas veces en el siglo pasado de recompensas, incentivos y bonificaciones. Ahora lo importante es que los trabajadores se encuentren a gusto en la empresa. Y aquí está el verdadero reto de los directivos, conseguir que los trabajadores se encuentren a gusto, que sean felices, como explico en mi libro El arte de la felicidad.
¿Qué más desean los trabajadores?
También desean que se reconozcan de verdad sus verdaderas posibilidades y el potencial que se desarrollará en ellos si son aceptados, respetados, reconocidos y queridos. No olvidemos que en psiquiatría podemos constatar que un número considerable de personas enfermas acuden al psiquiatra provenientes sobre todo del mundo laboral, por no haber sido reconocido su trabajo de treinta o más años en una empresa.
"Ahora surge una pregunta muy novedosa, que es qué tipo de atmósfera, de ambiente, de clima se necesita en una empresa"
¿Y qué tipo de cultura han de tener en cuenta los directivos de una empresa para que los trabajadores deseen volver al trabajo el lunes?
Lo repetiré con palabras que pueden sonar un poco fuertes, pero que no lo son. Los trabajadores han de ser tratados como sujetos y no como objetos. Tener confianza en el ser humano es afirmar su totalidad, no solamente sus hart-skills —habilidades técnicas—, como serían sus conocimientos de informática, sus capacidades empresariales, sus conocimientos de matemáticas o de estadística, sino también y cada vez mucho más importante, sus soft-skills —habilidades blandas—, es decir su laboriosidad, su puntualidad, su honestidad, su gratitud, su sinceridad, su actitud positiva ante la vida o su buen humor.
Ah, de acuerdo...
El otro es digno de amar, puede amar. Si sólo hubiera confianza en una de sus cualidades, esto equivaldría a la negación de la confianza verdadera. Es decir, toda parcialidad supone la negación de la totalidad. ¡La confianza es total o no es!
¿Cuál es la denominación que le da usted a este nuevo liderazgo?
La denominación exacta de este nuevo liderazgo moderno es supportive leadership —liderazgo de apoyo—. Para ello me apoyo en los conocimientos del neurobiólogo alemán Gerald Hüther. El buen líder sabe invitar, animar, inspirar y entusiasmar.
Para que a los trabajadores les vaya bien en su empresa, ¿necesitan entonces un verdadero líder?
Sí, así es, un líder que goce de un plus. Alguien que posea más conocimientos, que tenga más experiencia, que tenga más responsabilidad y que los demás vayan participando de esas cualidades.
¿Y cuáles deberían ser las características de ese nuevo líder?
El buen líder quiere de verdad a los que trabajan con él. Ese líder tiene el deseo de transmitir a la gente con la que trabaja un ánimo, una lozanía, una frescura, una solidez que les ayude a ser, vuelvo a repetir, respetados, queridos, y como consecuencia de eso, el CEO pronto se dará cuenta del potencial tan grande que tienen y ciertamente serán creativos y, muy importante, también serán cocreativos, es decir juntamente con otros de su equipo.
"El verdadero reto de los directivos es conseguir que los trabajadores se encuentren a gusto y que sean felices"
¿Ese nuevo líder ha de tener también la visión de ver en qué dirección se mueve todo?
Sí. Además, como consecuencia de lo dicho, el líder con excelencia tendrá menos trabajo y esto es algo que no soportan un buen número de CEOS que están imbuidos de una prepotencia malsana, de querer demostrar lo buenos que son y muchas veces es precisamente a este nivel donde se separa el trigo de la paja, porque cuántos empresarios conocemos que parece que lo que sobre todo necesitan es a otros trabajadores para adquirir ellos mismos la fuerza necesaria que deberían tener, pero que carecen de ella.
Así es, sí...
Lo que nos dice la supportive leadership es justo lo contrario, es decir, ayudar a otros a que adquieran el ánimo y la energía para ayudar a que los nuevos trabajadores en el team —equipo— adquieran esas cualidades de las que hemos hablado. Y de este modo el buen líder tiene menos que hacer.
¿Y a partir de ahí?
A partir de ahí, ya no hay necesidad de empujar a los trabajadores, de azuzarles, de instigarles. ¡Ya no necesitamos, como diríamos en alemán, eselstreiber —empujador de burros—! Y de este modo el buen líder tendrá más tiempo, como bien ha dicho usted, para ocuparse de su tarea fundamental, es decir, de ver, de tener la visión de captar en qué dirección se mueve todo y contribuir a que todo vaya como una unidad orgánica en la misma dirección.
¿Cuál sería su conclusión en este punto?
Finalmente, quiero recordar que el buen líder ha de ser sobre todo un vorbild —ejemplo— a quien se pueda seguir, un líder que vive coherentemente las virtudes y por eso sabrá gozar de la sabiduría necesaria que le llevará por caminos de verdadera notoriedad.