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El último capricho de Negueruela

Por Juan Carlos Rodríguez Tur
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rodriguezturicaiborg/12/12/18
jueves 26 de septiembre de 2024, 08:51h

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El portavoz socialista en el Parlament, Iago Negueruela, ha decidido convertirse en el guardián de la "verdad" al vetar preguntas de ciertos medios que, según él, forman parte de una "máquina del fango". Es curioso cómo, cuando las preguntas son incómodas, algunos políticos se vuelven expertos en etiquetar a la prensa como desinformadora, en lugar de afrontar la crítica con hechos. Este gesto no es solo un capricho del poder, sino un intento flagrante de escapar de la rendición de cuentas, algo que todo demócrata debería rechazar.

Negueruela no está solo en esta cruzada. Siguiendo el ejemplo de Pedro Sánchez y otros miembros del PSOE, ha adoptado la táctica de silenciar a los medios que cuestionan sus políticas. Es fácil desacreditar a quienes no siguen la línea oficial, pero lo que parece olvidar es que, en democracia, los políticos no tienen el lujo de elegir qué preguntas contestar. Ignorar a ciertos medios no los convierte en irrelevantes, solo muestra la incomodidad del poder ante el escrutinio.

La estrategia es clara: si no me gusta lo que dices, eres parte de la "máquina del fango". Este término, que parece más sacado de un thriller político que de una sala de prensa, es el escudo perfecto para no responder lo que no conviene. Pero vetar preguntas no elimina los problemas, solo los oculta bajo una capa de arrogancia política. Y al final, el que pierde es el ciudadano, que se queda sin respuestas.

La reprimenda de la Asociación de Periodistes de Balears (APIB) no es más que un recordatorio básico: los periodistas no están ahí para aplaudir ni para replicar el guion de los políticos. Su labor es hacer preguntas, investigar y cuestionar, especialmente cuando el poder se siente demasiado cómodo. Lo que algunos políticos como Negueruela parecen olvidar es que la crítica es una señal de salud democrática, no de conspiración.

Si Negueruela y el PSOE realmente creen que ciertos medios difunden "bulos", tienen herramientas legales para demostrarlo. Pero eludir las preguntas incómodas y descalificar a la prensa no es la solución. Al contrario, es una señal clara de debilidad democrática. En lugar de construir muros para evitar el escrutinio, deberían rendir cuentas. No contestar retrata más a este PSOE, que a los medios a los que enaltecen con su actitud cobarde y despótica.

El PSOE, y Negueruela en particular, tienen que recordar que una democracia fuerte no se construye silenciando voces, sino enfrentándose a ellas. Desacreditar a la prensa es una maniobra que, en lugar de proteger al poder, lo que muestra es su fragilidad. Porque al final, la verdad siempre encuentra la manera de salir a la luz, y vetar preguntas no va a cambiar eso.

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