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El buen servicio y la atención al cliente

jueves 29 de agosto de 2024, 08:26h

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Admiro el trabajo bien hecho y más cuando se hace desde el corazón.

Este mes he ido unos días a la península, a Toledo y a Segovia, ya que tenía una boda allí.

Aprovechamos para ver estas dos poblaciones y hacer un poco de turismo.

Había estado allí hacía muchos años, pero no recordaba la belleza de ambos parajes.

Ciudades con historia, con la historia de nuestro país, más castizo, donde las tradiciones se juntan con el buen hacer y el bien vivir.

No obstante, aunque la belleza de ambas ciudades me ha sorprendido, lo que más lo ha hecho ha sido el buen servicio que hemos recibido en todas partes.

Comenzamos alojándonos en el casco antiguo de Toledo, en un encantador hotel boutique muy pintoresco, ya que fue la casa de Paco de Lucía en los años que residió allí, antes de ir a Mallorca a vivir.

El exquisito trato del personal del hotel, los detalles tan bien cuidados, hicieron de esos días, unas jornadas realmente acogedoras, como si de una familia se tratara.

Allí mismo, nos dieron una pequeña guía, con un mapa, de los 10 mejores restaurantes de la ciudad.

El primero “La Clandestina”, un lugar donde nos recibió Bibiana, una metre realmente adorable, quien nos explicó, cual era el mejor lugar para cenar, en la terraza a las 22 h de la noche, todavía contábamos con 36º, para pasar a saludarnos José Manuel Gallego, el propietario del local.

Nos sorprendió las explicaciones tan elaboradas de sus maravillosos platos, lo que hizo que, incluso acabando casi de cenar, volviéramos a pedir algunos más.

Al día siguiente, tras un tour nocturno embrujado de la mano de Don Luis Rodríguez Bausá, quien nos sorprendió por su inteligencia y sus colaboraciones en “Cuarto Milenio”, con mi admirado Iker Jiménez, nos adentramos en el Alfileritos 24.

Este moderno establecimiento, nos sorprendió por su arquitectura y el buen trato de todos sus empleados, en especial la camarera que nos atendió que nos aseguró que le encantaba su oficio y que se sentía orgullosa de trabajar allí, ya que toda su familia, había trabajado en el campo, durante décadas y claro está, trabajar en un restaurante como éste, para ella era un verdadero privilegio.

Al día siguiente nos fuimos a Segovia, donde nos hospedamos en un antiguo Convento de Caputxinos, lleno de lujo por el detalle y por el buen servicio de todos sus componentes y pudimos deleitarnos durante 3 días por estas tierras manchegas y castellanas, donde cada lugar nos sorprendía cada vez más.

Pudimos acabar nuestro deleite gastronómico, de la mano del socio fundador Juan, del restaurante “El Sitio”, con nada más ni nada menos que 22 empleados, pero quien estaba allí dirigiendo y sirviendo las mesas. Hombre entrañable donde los haya, que nos deleitó con una experiencia sin igual, de platos castellanos, a cuál más exquisito.

Así que volvimos de las vacaciones con un par de kilos de más tanto, en el estómago como en el corazón, por encontrarnos rodeados de profesionales que disfrutan de su trabajo y de “El buen Hacer”, sin miramientos de quien éramos o de si volviéramos o no allí.

¡Un placer para el paladar y para el alma!, que, por desgracia, en pocas ocasiones nos lo encontramos, independientemente de donde estemos y reflexionando sobre estos días concluí que, tal vez, sus humildes orígenes del Campo y de tierras hostiles, han conseguido poblarse de personas agradecidas por lo mucho o poco tienen, pero sin duda mucho más de lo que tuvieron sus ancestros.

Es fundamental recordar siempre de dónde venimos y no olvidar que la Humildad, solo hace daño al necio.

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