Mallorquines de verano

Hay una frase por ahí que es perfecta para traerla aquí y ahora: Yo vivo donde tú veraneas. Ser mallorquín es un honor del que no todos pueden gozar. Y disfrutar de Mallorca en verano, menos todavía. Dejaremos para otra ocasión el debate del turismo y de la masificación para centrarnos en lo que de verdad importa.

Somos lo que somos porque desde la época del Archiduque Lluis Salvador, Mallorca ha estado en la palestra del mundo. Personajes históricos, famosos y no famosos han llevado a millones de rincones del mundo “sa nostra roqueta”. Porque no hemos enamorado al planeta solo con nuestras playas, sino también con nuestras tradiciones, con nuestra cultura, con nuestros productos y gastronomía, con nuestro deporte y con nuestro arte.

En una sociedad en la que únicamente se vanagloria al tiktoker o a una publicación en el perfil de una determinada red social, debería existir algo que nos alejase de esa áurea. Y, para sorpresa nuestra... por supuesto que existe.

Se trata del premio al mallorquin del verano que se celebra en el Hotel GRPO Valparaíso Palace. Un galardón que este año cumple diez años y que pretende resaltar el valor que el galardonado hace como embajador de nuestra tierra sin necesidad de la exposición pública en redes sociales. Es ese trabajo de hormiguita, silencioso pero tenaz. Y todo ello, con el espíritu de conservar lo que “és nostro” y valorar lo bueno que se puede exportar a otros lugares sin dañar a nuestra isla generando siempre una buena impresión en terceros.

Celia Forner y Francesco Venturi. Es la evidencia más clara que los galardonados no son imagen efímera de Mallorca. Una pareja que visita Mallorca desde hace más de dos décadas y en la que ella ha encontrado la inspiración a sus colecciones de cosméticos y él a través de su editorial publicó un libro sobre las cases típicas mallorquinas.

Estos son los embajadores que necesitamos en nuestra isla. Con personajes así en algún momento de nuestra historia podremos llegar a conseguir cambiar la imagen que todavía persiste de nosotros en algunos lugares del mundo. Sin duda, este tipo de iniciativas son fundamentales para que la marca Mallorca no sea la de la masificación y la del sol y playa.