Desde AESAN señalan que la salmonelosis es una de las enfermedades de transmisión alimentaria más comunes y esta es producida por bacterias del género Salmonella. Estos patógenos viven en el intestino de las personas y de los animales sanos y se y se expulsa mediante las heces (materia fecal). La forma más frecuente de infección en los humanos es “a través de agua o alimentos contaminados”, puntualizan desde la Clínica Mayo de Estados Unidos.
¿Qué alimentos son los más contaminados?
Se asocia fundamentalmente al consumo de los siguientes alimentos: huevos y productos a base de huevo crudo o poco cocinados, carne cruda o poco cocinada, especialmente de aves de corral, así como leche y productos lácteos no sometidos a tratamientos que eliminen la Salmonella; agua contaminada, frutas y hortalizas crudas.
¿Qué síntomas produce esta infección?
Desde la Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid indican que esta enfermedad produce un cuadro gastrointestinal con diarrea, dolor abdominal y fiebre. En algunos casos puede aparecer, además, dolor de cabeza, náuseas y vómitos. AESAN señala que los síntomas aparecen entre 6 y 72 horas después de la ingesta de alimentos contaminados con Salmonella, y la enfermedad dura entre 2 y 7 días.
Como sucede con otras enfermedades, los síntomas de la salmonelosis en personas sanas suelen ser leves y los pacientes suelen recuperarse sin tratamiento. Sin embargo, en algunos casos, particularmente en niños pequeños y en ancianos, la deshidratación causada por la enfermedad puede ser grave y poner en peligro la vida. También es una patología grave en pacientes inmunodeprimidos, pudiendo cursar con meningitis, encefalopatía, endocarditis, neumonía, abscesos, osteomielitis, celulitis o artritis, y en embarazadas, ya que aumenta el riesgo de complicaciones.
¿Cómo se puede prevenir la salmonelosis en casa?
Las medidas de prevención en relación con Salmonella en el hogar son similares a las adoptadas contra otras enfermedades bacterianas de transmisión alimentaria. Entre las estrategias más eficaces destaca el lavado de manos con jabón y agua caliente, antes y después de cocinar y tras contactar con cualquier material sucio (pañales, residuos, animales) y especialmente después de usar el cuarto de baño. Además, las superficies y los utensilios de cocina utilizados se deben lavar a fondo después de manipular carnes, pescados, huevos, frutas y vegetales no lavados y cualquier otro alimento crudo.
Se debe tener en cuenta que a las bacterias les gusta el calor y lo demuestran multiplicándose a mayor velocidad por encima de 30ºC. “Por esta razón, en verano los alimentos se deterioran rápidamente y aumentan las intoxicaciones”, apuntan desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Es importante conservar los alimentos en la nevera y cocinarlos de manera adecuada. Especialmente el huevo, uno de los alimentos más susceptibles de ser contaminados por Salmonella.