El Coliseo Balear de Palma fue escenario este jueves de la segunda corrida zapatista que, pese a la buena entrada, dejó un sabor agridulce entre los aficionados. El cartel, un presagio de lo que se avecinaba, mostraba una 'Mona Lisa' vestida de torera, enmarcada en tonos oscuros, más propios de una esquela que de un espectáculo taurino. La imagen, que intentaba mezclar arte y tauromaquia, fue solo un anticipo de la decepción que se viviría en el ruedo.
La liza mallorquina se llenó de expectación la noche de este jueves con motivo de la corrida nocturna 'zapatista', organizada para conmemorar el 95º aniversario de la Plaza de toros de Palma. El recinto se engalanó con vibrantes murales diseñados por el artista Domingo Zapata, que adornaban los burladeros y las tablas del callejón. Además, los trajes de los tres matadores también lucieron el distintivo y colorido estilo del pintor, añadiendo un toque único y artístico al evento; un detalle -este, el de los trajes- que muchos aficionados puristas no llegaron a entender, calificando de astracanada la osadía de pintarrajear el hábito con el que oficia el matador.
Los toros de la ganadería de Juan Pedro Domecq, que salieron al ruedo, demostraron una alarmante falta de fuerza y casta, condiciones que empañaron las faenas de los diestros. La corrida, que fue promovida bajo el sello 'zapatista', un intento de emular la tradición de las corridas temáticas, no consiguió más que aumentar la sensación de que el espectáculo taurino en Palma está en declive.
Sebastián Castella, quien volvía a la isla después de varios años de ausencia, logró destacar en la noche al cortar dos orejas y salir a hombros, pero su triunfo estuvo marcado por la falta de bravura de sus oponentes. En su primer toro, un astado débil que apenas resistió, Castella hizo gala de su técnica y temple, pero el público no pudo vibrar como hubiera deseado. Su segundo toro, de escasa presencia, permitió al francés desplegar un toreo de cercanías que le valió la segunda oreja.
José María Manzanares no tuvo mejor suerte. A pesar de su impecable estilo, los dos toros que le tocaron en suerte apenas permitieron algo más que una faena correcta. Su primer toro, falto de fuerza, obligó al diestro a improvisar en una lidia que no levantó el vuelo. En el quinto de la noche, Manzanares hizo lo posible por animar al tendido, pero la escasa materia prima no facilitó el lucimiento, logrando solo una oreja tras una estocada efectiva.
Andrés Roca Rey, esperado con ansias por el público balear, también se enfrentó a toros sin raza y sin recorrido. A pesar de su entrega y de su capacidad para conectar con los tendidos, el peruano no pudo evitar que sus faenas se vieran deslucidas por la falta de emoción. Su primer toro, blando y sin fuerzas, apenas le permitió hilvanar una serie de pases, y el último de la noche, aunque noble, no tuvo la chispa necesaria para el triunfo.
Ficha:
Plaza de toros de La Palma. II Corrida Zapatista. Más de tres cuartos de plaza sobre el aforo permitido. Toros de Juan Pedro Domecq para Sebastián Castella, José Mª Manzanares y Roca Rey.
Sebastián Castella, oreja y oreja con petición de la segunda
José Mª Manzanares, saludos y oreja
Roca Rey, oreja y palmas tras petición
Incidencias: Las tablas estaban decoradas con pinturas del artista mallorquín Domingo Zapata. Los vestidos de los toreros también estaban pintados por dicho artista.