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¡UEP el EPV!

jueves 08 de agosto de 2024, 09:55h

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No podía faltar a la cita veraniega de cada año y aunque sea imprudente conviene de vez en cuando distraerse en la trivialidad de lo inmediato. En este tórrido agosto, la vida se nos complica. al estrés vacacional hay que añadirle el temible EPV. Lo confieso: el overbooking,- al cual contribuyo con este articulo-, informativo y mediático del cada vez más famoso y omnipresente EPV me estresa, me solivianta y me crea conflicto. Lo reconozco la ambivalencia me atrapa. Solo desde la estupidez uno se puede quejar, con la que está cayendo, de tener el gran depredador cerebral de nuestros tiempos veraniegos.

Creo que los que sucumben en la operación retorno lo hacen porque anticipan y temen afrontar el citado estrés cuando lleguen a casa. Me da que prefieren "inconscientemente" desaparecer antes que sufrirlo. Estamos construyendo socialmente una nueva enfermedad que generará, más hipocondríacos, más gastos, más absentismo laboral y que acabará medicalizada, psicologizada o psiquiatrizada. Pero que se puede esperar de una sociedad que se construye desde la queja permanente y la demanda infantiloide y que canaliza su insatisfacción crónica hacia una medicina donde la tecnología "mágica" sustituye a la palabra y al contacto humanizado.

Idealizamos tanto las vacaciones, tenemos tantas expectativas con respecto a ellas que no es de extrañar que la frustración sea alta. "Son cortas", "me saben a poco", "me ha estresado la familia", "no me he recuperado", etc. Ingenuamente deseamos que las "anheladas vacaciones" realicen un reset del estrés que acumulamos y que en gran parte nos creamos el resto de los 11 meses restantes. Las buenas vacaciones se basan en armonizar la música límbica, regulando las cuatro efes: food, fight, fear, y fornication. Estar y sentirse vivo da la oportunidad cotidiana de vivir momentos mágicos.

Si usted padece un EPV (nunca confundir con una depresión) alégrese. Significa que usted está vivo, tiene trabajo, ha tenido vacaciones, no ha sucumbido en la operación retorno, ha superado el estres vacacional familiar y la salmonelosis estival, y tiene familia y amigos con quien compartirlo. Joder macho estoy con el EPV, quina putada.

Ah y no acuda al médico. Siesta de media hora y rutinización progresiva. Los más snobs e intelectualoides se explayan: es la serotonina, son los ritmos circadianos, son las endorfinas, es la música límbica desajustada. La cutrez cognitiva no tiene límites. Cada vez se cotiza más. El EPV da estatus, es un gran valor emergente dado el desolador panorama laboral.

Enhorabuena si lo padece: No se le ocurra contratar las vacaciones en una agencia en la que no le garanticen un magnífico estrés posvacacional. Sino cumplen que le devuelvan el dinero. Ojalá el año que viene haya más ciudadanos que padezcan el estrés posvacacional, eso significara que tenemos buena salud y podemos ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente.

Y ya sabe en victoria transitoria porque nunca hemos estado en doma. AUPA el EPV.

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