El delegado del Gobierno en Baleares, Alfonso Rodríguez Badal, protagonizó la anécdota de la jornada el pasado martes, durante el acto de juramento del cargo de magistrado del Tribunal Constitucional de José maría Macías, en el Palacio de la Almudaina, ante el rey Felipe VI.
El Salón Gótico acogió la breve ceremonia. Al inicio, cuando ya estaban los reporteros gráficos y los periodistas en la estancia, entraron el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; seguido de la presidenta del Congreso, Francina Armengol; el presidente del Senado, Pedro Rollán; y el presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido. También entró en la estancia el ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, quien actuó como Notario Mayor del Reino.
Tras estas autoridades del Estado, intentó acceder al Salón Mayor el delegado del Gobierno en Baleares. Rápidamente, el responsable de protocolo de la Casa Real le impidió la entrada y le indicó que debía esperar fuera del salón.
La cara de Rodríguez Badal fue todo un poema. Intentó indicar que seguía al presidente del Gobierno y al ministro Bolaños, pero el responsable de la Casa Real fue tajante, interponiéndose físicamente y cortando el paso al exalcalde de Calvià, señalándole que debía esperar allí sin acceder al salón.
El delegado del Gobierno debió pensar que debía ir detrás de sus jefes en todo momento. Claramente, se equivocó. El momento fue realmente bochornoso.