El edificio ha tenido que ser desalojado por los Bomberos de Palma y la Policía Local, después de que técnicos de Urbanismo hayan detectado, durante una inspección rutinaria, deficiencias en un pilar, que estaba roto.
Consta de dos plantas superiores y una planta baja, donde se encuenta un restaurante. En las viviendas se encontraban dos personas, que han sido obligadas a abandonar el lugar, aunque al tratarse de su segunda residencia, los moradores no han tenido que ser realojados por el Ayuntamiento.
Los técnicos han revisando el inmueble para determinar si los inquilinos pueden volver o no a sus domicilios.
Hace una semana los técnicos de Cort también tuvieron que precintar otro local, recién abierto por el propio dueño del Medusa y contiguo a este, por suponer un riesgo para la seguridad.