Se cumple el primer decenio del reinado de Felipe VI. O sea, que dentro de otros 10 años ya tendrá edad de jubilarse. Y eso es lo que esperan los republicanos para movilizar sus bases, atacar a los monárquicos e intentar conseguir con movimientos sociales lo que la Constitución española les prohíbe: implantar la República. Con lo que vemos todos los días en la política de nuestro país, no puedo dejar de pensar cuál será el escenario social y político dentro de 10 años. Por una parte, el PSOE, habrá perdido las elecciones. Habrá iniciado una purga interna al mejor de los métodos marxistas, y eliminar de la presencia pública a todos los que han estado jaleando a Pedo Sánchez. Porque ya lo sabemos, cuando cae el líder, hay que destrozarlo a él y a sus acólitos. Los comunistas ya han empezado a fraguar lo que dentro de tres años será el nuevo partido. Una mezcla de PCE, I.U., PODEMOS, SUMAR, con las siglas del que está a punto de nacer. Los nacionalistas republicanos y antiespañoles, entrarán en el juego y saldrán a la calle para imponer una tercera república con la esperanza que, al fin, puedan ser una nación independiente de España. Somos el único país del mundo que tiene una parte de sus ciudadanos que no quieren a su nación. En toda Europa estamos viendo cómo el centro-derecha está consiguiendo más adeptos, también los partidos más tradicionales y populistas. Es la reacción lógica cuando el que gobierna lo hace a la espalda de sus ciudadanos. Es lo que ha pasado en U.K. Y será lo que pasará en USA. ¿Y qué harán los progresistas, socialistas, comunistas y nacionalistas? Pues salir a la calle a conquistar lo que han perdido en las urnas. Y ¿qué pueden ofrecer? Nada. Ya que lo que han ofrecido hasta ahora no ha servido para crear la sociedad que desean todos los progresistas. Aquella en la que el más pobre, pueda vivir con comodidades. La que primero piensa en el pueblo, no en sus dirigentes. La que pide la paz, en todas las guerras, no solo en las que los comunistas la piden. La que de verdad asume la solidaridad con los pueblos más desfavorecidos e invierte en mejorar la vida de los migrantes, aquí y en sus países de salida. Pero, por ejemplo, no pueden hacerlo con Argelia, después de regalar (o vender, no sé) el Sahara a Marruecos. Una ideología política y social en la que lo más importante sea la educación, la sanidad y el trabajo. No como ahora, en que el gobierno se salta la democracia para imponer su totalitarismo. Donde el poder legislativo no puede ser independiente y deber ser, así lo ha dicho el ministro de turno, el que haga lo que el poder legislativo aprueba, sea o no sea constitucional. Un gobierno en que la carestía de la vida, los salarios bajos, las cifras del paro, sean culpa, siempre, de la oposición del PP. Y suma y sigue. Pero nos queda la esperanza de que Leonor siga así. Yo auguro que será la mejor de los tres Borbones de la restauración. Por ser mujer. Por ser mujer de su tiempo. Y por ser mujer ilustrada y preparada para reinar en nuestra monarquía parlamentaria, democrática y no para gobernar. Eso lo haría el presidente de la República. ¿Se imaginan a Sánchez, presidente de la Tercera República española, y de primer ministro a Óscar Puente?