Durante más de un cuarto de hora, soltó un monólogo político insufrible que sólo a ella le hizo gracia, con el que torturó a conciencia y con un punto de sadismo a los centenares de asistentes a la fiesta, algunos de los cuales no resistieron la chapa populista y antiturista de la líder vecinal y optaron por irse a la otra parte del Parc de la Mar, donde no se la escuchara.
La excandidata de Guanyem Palma a Cort en 2015 arremetió sin ton ni son y, por supuesto, sin el menor ingenio, con una turra pueril más propia de una estudiante de la ESO, contra los turistas, las terrazas del Born, la futura Zona de Bajas Emisiones, la saturación turística e incluso contra el estado de conservación del propio lugar donde se desarrollaba el acto costeado por el Ayuntamiento de Palma, aunque organizado por la entidad que preside Maribel Alcázar desde mayo de 2021.
Por supuesto, una radical de izquierdas no podía dejar sin mencionar la guerra en Ucrania y Gaza, además de criticar la actuación de las Fuerzas de Seguridad que identificaron a algunos asistentes a la reciente concentración ilegal en el Caló des Moro (Santanyí) y la ‘Ley mordaza’.
Presumió de la “nostra cultura mediterránea”, criticando a los turistas, aunque en las carpas montadas por la entidad para hacer caja con lo recaudado en comida y bebida, servían ‘hot dog’ y hamburguesa. Ni rastro de panades, cocarrois, pa amb oli o coca de trampó. La coherencia nunca ha sido su fuerte.
“Tenéis que saber que el año 2025, o el coche es de alta gama o en el centro, no entra” dijo con toda la demagogia de que fue capaz. “Los que tienen un coche que no contamina, pueden entrar. Un coche eléctrico, ¿cuánto vale?”, preguntó en voz alta. Y así durante 15 minutos que se hicieron eternos, donde hasta las palmeras bostezaban de sopor por la turra indigerible con que fustigó cruelmente a los incautos que sólo querían disfrutar del correfoc y hacer fiesta.
Un monólogo político populista e insoportable de Maribel Alcázar, un año más, pagado por los vecinos de Palma para mayor gloria de la eterna líder vecinal hipersubvencionada.
Suerte que al concluir ella, empezó la fiesta de verdad y los asistentes olvidaron rápidamente el ridículo discurso endilgado por la presidenta de la entidad organizadora, aunque con el dinero de Cort. O sea, de todos.