Cuando introdujo las palancas del Barça Joan Laporta, hizo para muchos más por las finanzas personales que tomos de economía enteros. Todo el mundo hablaba de las palancas del Barça. La gente se acercó a un término maravilloso si está bien empleado: la palanca para incrementar su patrimonio.
“Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”, dijo Arquímedes refiriéndose a las ventajas de las palancas. Hacen alusión a aprovechar un punto externo para llegar más lejos. Nos podemos apalancar en el conocimiento de otros, en el trabajo de otros, en el tiempo de otros o en el préstamo de otros. La deuda es la palanca por excelencia.
Tras el susto que habrá recibido al realizar la declaración de la renta, decidirá hacer algo diferente para pagar menos a Hacienda el año que viene.
Con alta probabilidad recurrirá a los típicos consejos, que no tienen por qué ser malos, como son: cambiar parte del salario en metálico por salario en especie (vales de comida, los cheques de transporte y/o guardería), aprovechar las deducciones autonómicas, aportar dinero a planes de pensiones, etc.
Lo que nadie le contará es que si se endeuda puede salirle una buena jugada, tanto desde el punto de vista económico como fiscal. La deuda bien empleada es la palanca perfecta ¿No me cree?
Como saben, el Impuesto sobre la Renta grava cualquier entrada de dinero en su patrimonio personal: salarios, alquileres, intereses o dividendos, etc. Excepto la deuda. La deuda es una de las pocas entradas de dinero en su bolsillo que está exenta de impuestos. ¿Obtener dinero que no tributa? Primera señal para fijarse en ella.
Conozco mucha gente con aversión a la deuda que odia deber dinero a otros porque quieren “dormir tranquilos”. Es muy típico de la gente mayor. Pero les diría que es un miedo irracional. No hay nada mejor que una deuda buena, es decir, aquella que se destina a una inversión cuyos flujos de caja retornados cubren el pago del préstamo. La deuda buena la pagan los clientes de su proyecto, no usted.
Ya vemos que los fondos obtenidos por la deuda no deberían destinarse a cualquier cosa, sino que deben emplearse para invertir en un proyecto de inversión estudiado y controlado.
Si se endeuda para pagar un viaje, un televisor de última generación, un llamativo coche o cualquier otro bien de consumo que no genera ingresos, se está equivocando. Si se endeuda para adquirir un activo que le retorne rentas más altas que la devolución del capital por el pago de la deuda, estará en el buen camino.
Una característica que me gusta sobre la función de los bancos es que dan dinero a quien no lo necesita (porque ya tiene dinero o solvencia) y no se lo dan a quien lo necesita (porque no la tiene).
Imagine que, aunque pueda comprar una vivienda al contado o pueda pagar una buena parte de ella, pide un préstamo por el máximo que le concedan, para adquirirla y la pone en alquiler. Desde un punto de vista económico, si el porcentaje de rentabilidad que le ofrecen las rentas obtenidas por el alquiler son superiores al que paga por el préstamo, habrá hecho un buen negocio.
La magia aparece cuando calcula la rentabilidad sobre el capital realmente puesto de su bolsillo (no el que le dio el banco): el ROCE (Return on Capital Employed), que intentaremos que sea el mínimo. Suele ser un 20% si hablamos del precio de una vivienda. Además, deberá pagar otro 10% entre gastos e impuestos.
Mientras, si tiene invertido el dinero que iba a destinar a la compra de la vivienda, ya sea en otros activos o en un depósito a plazo fijo (si es de lo más conservador), estará obteniendo un retorno por ese dinero inmovilizado.
El alquiler de una vivienda habitual tiene una reducción del 60% en el cómputo de los ingresos en el IRPF. Además, los intereses de la deuda invertidos en la adquisición de una vivienda son gasto deducible. Así pues, desde el punto de vista fiscal, también se premia la compra con deuda, de viviendas para alquilar.
En conclusión, la deuda bien empleada es la palanca perfecta para aumentar su patrimonio.
Y si hablamos del Impuesto sobre el Patrimonio, la deuda resta el valor del patrimonio total, es decir, la Base Imponible sobre la que liquidar ese impuesto. Cuánta más deuda, menos pagará.
Como digo, ni en el colegio ni en la Universidad me explicaron esto. Otra muestra de que donde realmente se aprende es en los libros o podcast de finanzas personales.
Tenga en cuenta que los ricos no venden, los ricos se endeudan. Y ponen como colateral del préstamo lo que cualquiera sin formación financiera hubiera vendido.
La mejor manera de hacer crecer su patrimonio es empleando bien la deuda y, de camino, pagará menos impuestos. Eso también lo aprendí fuera.
Apalánquese en este conocimiento que le regalo en estas líneas y que me costó años entender.