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Compartir piso a los 70 años
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(Foto: J. Fernández Ortega)

Compartir piso a los 70 años

Por Josep Maria Aguiló
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jmaguilomallorcadiariocom/8/8/23
sábado 29 de junio de 2024, 18:51h

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Desde hace ya varios años, poder alquilar un piso en Palma a un precio asequible resulta cada vez más difícil para la mayoría de ciudadanos, en especial para quienes se encuentran en una situación económica, laboral o social delicada. En este contexto, Intress decidió impulsar hace aproximadamente un lustro el proyecto 'Viure en companyia. Habitatges compartits per a persones majors', una iniciativa que desde su puesta en marcha está dando muy buenos resultados.

Uno de los más recientes beneficiarios de 'Viure en companyia' es Federico Cerro, de 70 años de edad, que lleva ocho meses residiendo en un piso ubicado en la calle Pare Bartomeu Pou, junto con tres personas más. "Soy el último fichaje hasta ahora", asevera con una sonrisa.

Según podemos comprobar personalmente, esta vivienda situada en el Eixample es espaciosa, tranquila y está en muy buen estado. Además de Federico, se encuentran hoy en la casa uno de sus compañeros de piso, Ángel González García, y también Thelma Cuéllar, en representación de Intress, entidad sin ánimo de lucro para personas en riesgo de exclusión social. En la sala de estar vemos un pequeño televisor y varios libros, entre ellos una edición de lujo de Don Quijote de la Mancha, del maestro Miguel de Cervantes, en dos volúmenes de gran tamaño.

Federico nos comenta que antes de vivir aquí pernoctaba en el piso de una amiga, que le alquilaba una habitación, "pero la convivencia era muy compleja". Por ello, decidió ir a hablar con una trabajadora social del Ajuntament de Palma, para ver si le podría ayudar de algún modo. "Le expliqué cuál era mi situación y me inscribió en 'Viure en companyia' como posible candidato a formar parte de este programa en algún momento", recuerda, para añadir: "Al cabo de tres meses se pusieron en contacto conmigo, pasé dos entrevistas y transcurridos quince días me llamaron para decirme que había sido seleccionado".

Así lo corrobora Thelma, que es una de las dos coordinadoras —en su caso como técnica de viviendas— del programa y que nos da más detalles de su funcionamiento. "En estos momentos, forman parte de este proyecto cinco pisos en total, en concreto, tres pisos mixtos —con tres hombres y una mujer cada uno—, un piso con cuatro mujeres y un piso con cuatro hombres", indica. Así pues, ahora mismo se benefician de este proyecto un total de veinte usuarios.

TRES REQUISITOS BÁSICOS

Una característica común de estos pisos es que todos tienen cuatro habitaciones y dos baños. "Uno de los conceptos básicos de este programa es que, en sentido estricto, sus beneficiarios no alquilan una habitación, sino que comparten una vivienda, siguiendo así el modelo de los pisos de estudiantes", especifica Thelma. De ese modo, cada una de estas personas dispone de una habitación particular y, al mismo tiempo, comparte todas las zonas comunes de la casa.

En principio, los tres únicos requisitos para tener la posibilidad de formar parte de 'Viure en companyia' son tener más de 60 años, contar con autonomía propia y poder asumir el pago de 351 euros mensuales de alquiler, que es la cantidad que pagan el 90 por cien de estos inquilinos. Un hecho a destacar es que desde el inicio de este proyecto, hace ya cuatro años, ha habido aspirantes de todos los perfiles, entre ellos economistas, periodistas, abogados, altos directivos de una compañía aérea o personas que se han quedado en el paro. "De los cuatro que estamos ahora en este piso, tres hemos tenido una vida muy normal", enfatiza Federico.

"Intentamos que los perfiles encajen, porque esta es una iniciativa de convivencia, no sólo de prioridad social, que también", aclara Thelma. Por ello, cuando Intress hace la selección de los candidatos para cada piso concreto, tiene en cuenta sus posibles afinidades previas. "A veces, es casi como una lotería que las cuatro personas congenien", reconoce con una sonrisa. "Aun así, yo creo que hasta ahora nos ha ido más o menos bien", dice a modo de valoración.

"Los pisos son superestables una vez que los inquilinos pasan el primer mes de convivencia y de adaptación", asegura esta técnica de Intress. Así ha ocurrido efectivamente en la vivienda ubicada en la calle Pare Bartomeu Pou, según nos confirman los propios Federico y Ángel, pese a haber tenido ambos trayectorias vitales y profesionales muy diferentes.

EXPERIENCIAS PERSONALES

En el caso de Federico, explica que desempeñó diversos trabajos a lo largo de su vida. Diplomado en Ciencias Empresariales, durante diez años fue profesor de Formación Profesional. "Daba clases de Contabilidad, Cálculo Mercantil y Prácticas de Oficina", rememora. Con posterioridad, fue director en Baleares de una compañía de seguros, tuvo durante dos décadas negocios familiares en Cala Millor y volvió luego de nuevo a los seguros.

Sus dos últimas actividades profesionales antes de jubilarse fueron como auxiliar de servicio en Trablisa y como trabajador de la Societat Municipal d'Aparcaments i Projectes —SMAP—. En la actualidad, percibe una pensión de jubilación de 870 euros al mes. "Así como está hoy en día el mercado inmobiliario, es muy difícil para un pensionista poder encontrar una vivienda en condiciones para vivir dignamente", denuncia.

Por su parte, Ángel tiene 64 años de edad y desde 2022 reside igualmente en este piso de Pare Bartomeu Pou. "Aún me faltan dos años para jubilarme", señala de manera muy concreta, para puntualizar justo a continuación: "Ahora no trabajo; estoy cobrando la ayuda para mayores de 55 años". De su trayectoria laboral anterior, destaca que trabajó como encargado de un aparcamiento subterráneo y como responsable del mantenimiento de edificios. Su último empleo fue como técnico de mantenimiento en las escoletes municipales de Cort.

Tras haber pasado un tiempo pernoctando en el Centro Residencial de Acogida Temporal, el Ajuntament de Palma le cedió un piso a Ángel, en el que estuvo viviendo unos cinco meses, hasta que tuvo "algo de dinero ahorrado" y le dijeron que tenía que dejar ese piso. Al igual que Federico, se puso en contacto con una trabajadora social, que le habló del mencionado programa de Intress. "Me hicieron una entrevista, les encanté y aquí estoy", afirma Ángel con orgullo. "Y además cocina muy bien", apostilla Federico con complicidad y buen humor.

AYUDAR Y VISIBILIZAR

"Con 64 años no te coge nadie, por muy buen currículum que puedas tener", lamenta Ángel sin ambages. En el mismo sentido se pronuncia Thelma: "Para quienes no tienen un piso en propiedad, es todo mucho más complicado". A ello habría que añadir que, tal como indica Federico, "la situación social que hay en Baleares es delicada para muchas personas".

"Yo estoy muy sensibilizado con todas estas cuestiones y, de alguna manera, mi objetivo es ahora intentar ayudar a dar visibilidad a este proyecto, que considero que es muy bueno y que la sociedad necesita", prosigue Federico, quien además recuerda que en su momento estuvo como voluntario en SOS Mamás. "Su presidenta fue alumna mía", contextualiza.

Este antiguo docente querría, por otra parte, que hubiera una mayor implicación de la Administración en todo lo relacionado con los servicios sociales, gobierne quien gobierne. "Lo que percibo hoy por hoy es que las administraciones públicas están tan saturadas, que no dan abasto para responder a las necesidades de los ciudadanos que tienen problemas de supervivencia", afirma. A su juicio, "cuando vas a las administraciones públicas, rara vez te ofrecen una solución satisfactoria".

Para Thelma, es posible que ello se deba, al menos en parte, a que el perfil actual de quien no puede acceder a una vivienda es distinto al de hace unos años. "La Administración estaba acostumbrada a ayudar a personas en riesgo de exclusión social, pero ahora vemos que la realidad económica ha cambiado, pues hoy hay mucha gente que ha tenido una vida supernormalizada y que, pese a ello, tampoco está en condiciones de poder alquilar un piso", argumenta. Esa es la situación concreta en que, precisamente, se encontraban hasta hace poco la mayoría de usuarios actuales de 'Viure en companyia'.

PRESENTE Y FUTURO

"Hace cuatro años empezamos este programa con una subvención de CaixaBank y la verdad es que comenzó bastante bien", subraya Thelma. Luego, Intress abrió otro piso en la capital balear, en ese caso con una subvención del IB-Dona, "que es el piso de mujeres que hay". En el marco de este proyecto, Intress ha recibido también otras ayudas, por ejemplo del Ajuntament de Palma, y su labor ha sido reconocida, además, por el Institut Mallorquí d'Afers Socials (IMAS), con un premio a la innovación social.

"Nuestro próximo objetivo es que este proyecto entre dentro de la cartera de servicios del Ajuntament de Palma, porque ninguna entidad particular puede hacer frente en solitario a un problema social", avanza Thelma. En la actualidad, hay una lista de espera de más de sesenta personas para formar parte de 'Viure en companyia'.

El balance final que hace Federico de su experiencia en este programa no puede ser mas positivo: "He vuelto a vivir, he vuelto a la vida". Por su parte, Ángel valora de manera muy especial la tranquilidad con la que vive ahora. "Tener nuevos compañeros y no estar solo, sino acompañado, es muy importante", resume, ante la mirada cómplice de Thelma.

Para Federico y para Ángel, este proyecto ha supuesto, sin duda, una nueva esperanza, la misma esperanza vital que está presente en muchos pasajes del Quijote que ambos tienen en un lugar destacado de su casa. Esa inequívoca esperanza estaba también presente en la otra gran obra de Cervantes, las Novelas ejemplares, en donde nuestro autor escribió que "el tiempo suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades".

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